Menorca, la segunda isla más grande del archipiélago balear, es un auténtico paraíso mediterráneo que cautiva a todo el mundo. Con su belleza natural, su rica historia y su hospitalidad, Menorca se ha convertido en un destino turístico de primer nivel.
Entre sus muchas atracciones, la parte marítima juega un papel crucial. Al fin y al cabo, es una isla y el agua tiene mucho que decir. Aquí, cinco razones para visitar una tierra eminentemente verde… y azul, muy azul.
1. Playas de ensueño
Menorca es famosa por sus playas de aguas cristalinas y arenas doradas. Desde calas recónditas hasta extensas bahías, la isla ofrece una variedad de opciones para los amantes del sol y el mar. Cala Macarella, Cala en Turqueta y Cala Mitjana son solo algunos ejemplos de playas paradisíacas que te harán sentir que estás en el Edén.
2. Deportes acuáticos
El entorno marino de Menorca es perfecto para la práctica de deportes acuáticos. Desde el snorkel y el buceo en sus impresionantes arrecifes de coral hasta el windsurf y el paddle surf, hay actividades para todos los niveles de experiencia. No hay mejor manera de experimentar la belleza de Menorca que explorar sus aguas cristalinas.
3. Rutas en barco
Explorar Menorca desde el mar es una experiencia única. Las excursiones en barco te llevarán a lugares inaccesibles por tierra, como las cuevas subacuáticas de Cova d’en Xoroi, una maravilla natural que debes ver… para creer. Además, podrás disfrutar de puestas de sol inolvidables desde la cubierta de un barco.
4. Patrimonio histórico y cultural
Menorca atesora una rica herencia histórica que se refleja en su arquitectura y tradiciones. El casco antiguo de Ciutadella, la ciudad capital, es un laberinto de calles adoquinadas, plazas encantadoras y edificios históricos. Pero no son los únicos lugares de la isla donde disfrutar de la arquitectura clásica. El complejo Fontenille Menorca, con los hoteles boutique Relais & Château ‘Torre Vella’ y ‘Santa Ponsa’, encarnan la historia de la isla.
‘Santa Ponsa’ se enmarca en un antiguo (y espectacular) palacio del siglo XVII con atractivos jardines (y alguna que otra ave exótica por allí) en terrazas que representan la elegancia de la isla. No deje de visitar, por cierto, su spa, una joya que incluye salas de masajes, piscina cubierta, hammam, sauna, baños nórdicos…
Por su parte, ‘Torre Vella’ es un ejemplo excepcional de finca menorquina clásica, clasificada como «propiedad cultural excepcional». Está construido a través de un patio central y extiende sus edificios agrícolas sobre más de 200 hectáreas. Es perfecta para hacer yoga o relajarse en su piscina privada. Sí, ha leído bien, piscina privada en su habitación.
5. Gastronomía local
Precisamente, hilando con el cuarto punto, ambos hoteles boutique cuenta con una gastronomía de ensueño, ya sea en el restaurante Siempreviva (en Torre Vella) y en Nura (en Santa Ponsa). En general, de hecho, la comida en Menorca es un auténtico festín para los sentidos.
Puede probar platos tradicionales como la caldereta de langosta, la ensaimada, el queso de Mahón y el gin de Menorca, una bebida que se ha destilado en la isla durante siglos. Consejo: si tiene a mano un buen vino, un pan tumaca, unas ‘Gildas’ y unas vistas donde pasar la tarde, le aseguro que no se arrepentirá.
6. Bonus track
No, no podemos hablar de Menorca sin nombrar a la galería Hauser & Wirth, un centro de arte en el entorno natural de la Isla del Rey, en el puerto de Mahón. Un espectáculo que comprende un espacio expositivo compuesto por ocho galerías y un recorrido exterior de numerosas esculturas. Los jardines que rodean los edificios de las galerías han sido diseñados por Piet Oudolf e incorporan variedades de plantas autóctonas. ¡Ah! Tienen su propio (y original) restaurante llamado Cantina, donde sirven productos locales y de temporada.
Por cierto, no se nos olvida nombrar la Menorca ‘talayótica’ (aunque daría para un reportaje propio). La isla, de 700 kilómetros cuadrados, cuenta con 1.586 yacimientos arqueológicos, entre ellos, los talayots, unas peculiares construcciones megalíticas que recientemente han sido declaradas Patrimonio Mundial por la Unesco y que no dejan a nadie indiferente.
Menorca, en resumen, es un destino que seduce a los viajeros con su belleza natural y su rica historia. Cuando visite esta isla mediterránea, se sumergirá en un mundo de playas idílicas, deportes acuáticos emocionantes y una rica herencia cultural y una deliciosa gastronomía. Una vez que descubra Menorca, es posible que no quiera salir de allí.