Poner un pie en Ibiza es respirar calma, el tiempo va a su ritmo. Todo fluye. El viento ha debido pensar lo mismo, en una jornada de miércoles en la que se quería marcar un récord Palma-Ibiza que no pudo ser, pero en el que la clase J desplegó velas para una edición de la Ibiza JoySail que promete dar mucho que hablar.
El Svea y el Topaz, mano a mano sobre el agua, fueron los primeros en zambullirse en la regata de grandes esloras que cierra la temporada mediterránea. El Topaz, patroneado por Peter Holmberg, y el Svea, del armador y patrón Niklas Zenstrom, se marcaron una regata de auténtico match race entre dos barcos que remontan su historia a la Copa América de los años 30 del siglo pasado –se disputó desde 1930 al 1937–. Se trata un barco pensado por el arquitecto estadounidense Nathanael Herreshoff en el año 1903, de 36 metros de eslora y con un desplazamiento de 170 toneladas.
Es la primera vez que los Clase J navegan en Ibiza en lo que es un preámbulo al Mundial de 2024 que esta clase disputará en Barcelona, como antesala precisamente de la 37ª America’s Cup.
Nacho Postigo, director de regata y navegante del Topaz comentaba que en la travesía Palma e Ibiza «el Comité ha intentado dar dos salidas a la altura de Tagomago y Santa Eulàlia pero el viento ha caído y no ha sido posible». En cuando a los Clase J: «Hemos podido celebrar una prueba con vientos suaves, y se ha dado la salida a una segunda (prueba) pero ha rolado y bajado mucho, con lo que el Comité con buen criterio ha anulado la prueba».
A las 13:20 horas el Comité de Regatas, presidido por Arianne Mainemare, daba la salida con una suave brisa de componente sureste de entre 5-6 nudos de intensidad, lo que hizo que los barcos navegaran en los primeros compases igualados.
El Topaz era el primero en cruzar la línea de salida tomando así delantera, amurado a babor buscó la derecha, mientras que el Svea se veía obligado a tomar el rumbo izquierdo del campo de regatas.
Pero a medida que avanzaba la primera ceñida de una milla, el Svea, con Bouwe Bekking a la táctica tomaba la delantera, y a partir de ahí fue cogiendo ventaja hasta la misma llegada, con una empopada y un último tramo de ceñida ganando en tiempo real después de 1 hora, 7 minutos y 57 segundos, mientras que el Topaz lo hacía en 1 hora, 10 minutos y 13 segundos. En total 4 millas.
El Svea fue botado en enero de 2017. Es el Clase J más grande jamás construido y se hizo a partir de diseños originales elaborados por el arquitecto naval y constructor de barcos sueco, Tore Holm.
Simbad Quiroga, el único tripulante español del barco sueco comentaba al llegar a Marina Ibiza que la Ibiza JoySail «nos está sirviendo como gran test de cara al Mundial y donde podemos probar maniobras más arriesgadas de forma más tranquila».
Los superyates partían durante la mañana del miércoles desde STP Shipyard Palma con destino a Marina Ibiza, pero sin opción a récord debido a la calma que asola en esta parte de Mediterráneo, donde el viento apenas llegó a los 3 nudos, con lo que el Comité de Regatas presidido por Gaspar Morey, decidía que la flota hiciera casi toda la travesía a motor para llegar esta misma tarde a Ibiza.
Es por ello que el Moat de Juan Ball, que también participa en esta Ibiza JoySail, se mantendrá un año más como poseedor de la marca en 7 horas, 5 minutos y 30 segundos. Para este jueves toda la flota de Clase J y SuperYates ya disputará todas las pruebas frente a la costa de Ibiza y Formentera.