Un grupo comercial advirtió a OceanGate Expeditions en 2018 de que su sumergible Titán –que lleva desaparecido más de tres días desde que se sumergió para ver los restos del Titanic con varios pasajeros a bordo– no cumplía las normas del sector y podría provocar resultados negativos «de leves a catastróficos», según informó el martes el New York Times.
Hechos clave
El comité de vehículos submarinos tripulados de la Sociedad de Tecnología Marina, un grupo de profesionales del sector con 60 años de antigüedad, escribió una carta al director ejecutivo de OceanGate, Stockton Rush, obtenida por el Times.
La sociedad manifestaba su «preocupación unánime» por la expedición que OceanGate tenía previsto realizar para llevar a los turistas a ver el Titanic con su sumergible Titán, construido con una serie de elementos disponibles en el mercado y que se manejaba desde el interior con un solo botón.
El grupo también señaló que «no parece que OceanGate tenga la intención de seguir las normas de clase DNV-GL», un conjunto de regulaciones de la industria ampliamente reconocidas como directrices clave para la seguridad de los buques, a pesar de que OceanGate dijo en los materiales de marketing que el Titán cumplía o superaba esas normas, decía la carta.
El grupo recomendó «como mínimo» que la empresa presentara un prototipo del sumergible Titán para su revisión por DNV-GL, a pesar del tiempo y los gastos adicionales que ello requeriría.
El sumergible se consideraba «experimental» –término que se dejó claro a los participantes en la expedición, que tuvieron que firmar una renuncia en la que reconocían el riesgo de muerte y lesiones graves–, lo que preocupaba a MTS, ya que podría tener «graves consecuencias para todos en el sector».
No está claro si OceanGate respondió a la carta o siguió las recomendaciones de la organización para obtener una revisión adicional de su sumergible.
En una entrada de blog de 2019, la compañía argumentó que ha trabajado para mitigar los riesgos, pero obtener la certificación de un grupo como DNV-GL no garantizaría la seguridad porque «la innovación a menudo cae fuera del paradigma existente de la industria».
OceanGate declinó hacer comentarios sobre la carta; Forbes se puso en contacto con el comité de Vehículos Submarinos Tripulados para obtener comentarios.
Antecedentes clave
OceanGate Expeditions se fundó en 2009 con la misión de hacer accesible a los turistas la exploración de las profundidades marinas. Ya en 2017, la empresa intentaba llevar a los turistas a ver los restos del naufragio del Titanic, que se encuentra a casi cuatro kilómetros bajo el océano y a 400 kilómetros de la costa más cercana, en Terranova (Canadá). El sumergible Titán desapareció el domingo por la mañana y una misión de búsqueda y rescate ha estado rastreando una sección del océano mayor que el estado de Connecticut para intentar encontrar la embarcación.
Cinco personas se encuentran a bordo, entre ellas un empresario británico que también voló en uno de los vuelos de Blue Origin de Jeff Bezos, un empresario paquistaní y su hijo de 19 años, un experto francés en el Titanic y el CEO de OceanGate, Rush. El buque tiene una capacidad de soporte vital de 96 horas, lo que da a los pasajeros menos de 40 horas de aire restante, estimaron las autoridades el martes.