Lluís Salvadó (La Ràpita, Tarragona, 1969) es ingeniero industrial por la Escuela Técnica Superior de Ingeniería industrial de Barcelona (UPC) y Posgrado en Dirección General de Empresas por la UOC. Entre otros cargos, ha sido secretario de Hacienda de la Generalitat de Cataluña entre 2016 y 2017. Desde el 2 de diciembre de 2022, preside el Port de Barcelona, uno de los principales puertos marítimos del Mediterráneo.
Forbes Nautik se reúne con el máximo responsable del puerto barcelonés en su despacho que se encuentra en el World Trade Center para hablar de sostenibilidad y logística, economía azul, inversiones, la necesidad de hacer frente al cambio climático y al hecho de seguir dándole prioridad a las conexiones viales y ferroviarias que tiene, actualmente, el puerto de Barcelona.
PREGUNTA. ¿Qué objetivos principales se ha marcado durante su mandato?
RESPUESTA. El Port de Barcelona se encuentra en un momento de transición. Estamos cambiando la manera como desarrollamos la actividad portuaria y logística para garantizar que nuestro crecimiento futuro será sostenible.
El Plan Estratégico del Port de Barcelona especifica que la misión del puerto es “generar prosperidad a nuestra comunidad, incrementando la competitividad de nuestros clientes proporcionando servicios logísticos y de transporte eficientes y sostenibles”. Debemos construir el puerto del futuro sobre los pilares de la sostenibilidad económica, ambiental y social, a la vez que lideramos la transición energética y la implantación de soluciones innovadoras para dar respuesta a las demandas crecientes que plantea el transporte marítimo internacional.
Hay cinco grandes retos que debemos afrontar ahora para construir el Port de Barcelona del futuro: la descarbonización de la actividad portuaria; el desarrollo de los nuevos accesos terrestres y del nodo ferroviario; la actualización de las infraestructuras y el desplazamiento de la actividad portuaria hacia el sur; la innovación y la formación en el sector; así como la integración entre el puerto y la ciudad.
En el ámbito de la descarbonización estamos trabajando activamente en la transición energética, el impulso de combustibles más limpios como el GNL, al tiempo que nos preparamos para el futuro, con combustibles de origen renovable. La electrificación de las muelles del Port de Barcelona, con un presupuesto que ya supera los 130 millones de euros, permitirá que los buques apaguen sus motores cuando estén atracados, reduciendo de forma importante las emisiones globales del puerto.
Los nuevos accesos viarios y ferroviarios son, seguramente, el más importante de los retos que se nos plantean ya que determinarán la competitividad futura del puerto. Una intermodalidad eficiente y competitiva basada en el modo ferroviario es imprescindible para descarbonizar y hacer más sostenible la logística. Tan importante como los accesos es el nodo ferroviario que estamos construyendo y que va a ser unos de los hubs principales del Corredor Mediterráneo, dando servicio no solo al puerto sino también a la Zona Franca, Mercabarna y al conjunto de empresas industriales y logísticas de Barcelona.
El desplazamiento hacia el sur nos permitirá alejar la actividad portuaria más intensiva de la ciudad, alejar las emisiones, minimizar las externalidades ambientales y liberar espacios que dedicaremos a nuevos usos ciudadanos y a la economía azul. Al mismo tiempo que nos permitirá adecuar nuestras infraestructuras a las necesidades de una industria marítima en plena transformación, con mayores calados y ganar en eficiencia. Actualmente, están entrando en servicio nuevos buques con más de 24.000 contenedores de capacidad, lo que conlleva la concentración de las operativas interoceánicas en pocos puertos. Barcelona es uno de los puertos capaz de atender estos grandes buques y ofrecer servicios portuarios y logísticos eficientes que garanticen una cadena de suministros sin colapsos y disrupciones.
Finalmente, estamos desarrollando una veintena de actuaciones en el Port Vell, que queremos tener finalizadas para la celebración de la Copa América el año que viene, con una inversión público-privada global superior a los 120 millones de euros. Durante los próximos años vamos a abrir los muelles de Barcelona y Drassanes a los ciudadanos, reformaremos los tinglados de Sant Bertran para crear un nuevo hub de innovación portuaria y economía azul.
P. ¿Cómo será este proyecto de economía azul?
R. La economía azul será uno de los proyectos que queremos ya impulsar este año 2023 en una primera fase, para dinamizar la innovación en el sector náutico y marítimo. Con un objetivo similar, este 2023 hemos puesto en marcha la Fundación Port Innovation Barcelona, y esperamos que antes de la celebración de la Copa América tengamos ya desplegado el 5G en toda la superficie del Port de Barcelona.
P. El Port de Barcelona es uno de los más importantes del Mediterráneo. ¿Qué capacidad tiene para seguir creciendo?
R. El Port de Barcelona actual está delimitado por la ampliación que se inició en el 2001. No creceremos físicamente, pero sí creceremos en eficiencia, mayor capacidad de servicio, tráficos y en servicios gracias a la reordenación de nuestras terminales, de las nuevas infraestructuras y accesos ferroviarios y a la puesta en marcha de soluciones innovadoras que nos permitirán agilizar el paso de las mercancías.
P. ¿Cómo se encuentra el balance de importaciones y exportaciones?
R. Históricamente, el Port de Barcelona ha presentado un equilibrio entre importaciones, exportaciones y tránsitos. La exportación de nuestro hinterland va a la alza, con una economía cada vez más exportadora, o con sectores como el GNL, que por motivos obvios ha crecido mucho, pero también crecen las importaciones de vehículos eléctricos desde el mercado asiático, o la importación de grano. Por otro lado, factores de carácter global, están reduciendo el tráfico de contenedores durante la primer mitad del año, que esperamos recuperar en la segunda parte.
P. ¿Qué inversiones más destacadas se van a realizar en los próximos años en el Port de Bcn?
R. Para hacer realidad una primera fase de todos estos cambios de los que hemos hablado anteriormente, durante el periodo 2023-2025 tenemos programados actuaciones por un importe de 300 millones de euros.
En la transformación del Port Vell para prepararnos para la celebración de la Copa América el año que viene, destacaría la reforma integral del muelle de Pescadors, la rehabilitación de la sede histórica de Portal de la Pau o de los Tinglados del Moll Oriental, y la rambla de la Nova Bocana con el edificio Mirador.
Incrementaremos nuestra capacidad con nuevos atraques al Moll de la Energía, un nuevo atraque para ferrys en el contradique norte, la continuación del Moll Adossat, etc. Iniciamos una primera fase de los nuevos accesos ferroviarios, y avanzaremos rápidamente en la electrificación del puerto, iniciando obras en este proyecto por 50 millones.
P. Se dice que el Port de Barcelona es un buen termómetro de la economía de la ciudad y su área de influencia. ¿Qué opina?
R. Sin duda. Los tráficos del Port de Barcelona –71 millones de toneladas y más 3,5 millones de contenedores en el 2022– reflejan la fortaleza y dinamismo del tejido productivo al cual damos servicio. Pero también hay que recordar que el grado de internacionalización de la economía de nuestro hinterland se incrementa gracias a que dispone de una infraestructura logística y de transporte diversificada, con buena conectividad, eficiente y competitiva: el Port de Barcelona. El buen funcionamiento del puerto es determinante para el desarrollo económico y, por lo tanto, para el bienestar de nuestros ciudadanos.
Un indicador de la importancia del puerto es el valor de las mercancías que pasan por él: 118.000 millones de euros, un 45% del PIB de Cataluña. Así mismo, por Barcelona pasa el 24% del comercio marítimo del Estado.
P. La emergencia climática es una realidad. ¿Qué política desarrolla el Port de Barcelona para contribuir a la reducción de las emisiones de CO2 de la cadena de suministros?
R. La sostenibilidad ambiental es uno de los ejes sobre los que el Port de Barcelona basa su futuro. El puerto se ha marcado el objetivo de reducir en un 50% las emisiones de CO2 de la operativa portuaria en el 2030 y ser un puerto neutro en carbono antes del 2050. Como decía al principio, la transición energética, el impulso de combustibles más limpios y la electrificación de muelles son los grandes ejes sobre los que estamos trabajando para descarbonizar la actividad portuaria.
En el ámbito de la transición energética, ya están operativas diversas instalaciones fotovoltaicas en cubiertas y superficies del puerto -públicas y privadas- avanzando así en el objetivo de generar el 30% de la electricidad que consumimos.
La electrificación de los muelles, el proyecto Nexigen, también está avanzando a buen ritmo. Uno de los condicionantes del proyecto es que la electricidad que se proporcione a los barcos tenga la certificación de origen 100% renovable. Durante el próximo año se pondrán en marcha los proyectos piloto en la terminal BEST y en la Terminal Ferry Barcelona y, antes de llegar al 2028, se habrán electrificado todas las terminales de cruceros, contenedores y ferris.
En el ámbito de los combustibles, el puerto apostó hace años por potenciar el gas natural licuado (GNL), para facilitar la transición hacia un transporte marítimo cero emisiones. Respecto de los combustibles tradicionales, el GNL genera menos de emisiones de gases de efecto de invernadero, reduce drásticamente las emisiones de óxidos de nitrógeno y elimina los de óxidos de azufre y las partículas.
Esta apuesta ha dado sus frutos y hoy atracan en Barcelona los barcos más modernos impulsados por GNL, fundamentalmente ferris y cruceros. Precisamente, hace pocas semanas entró en servicio del primer barco de suministro de gas natural licuado (GNL) con base permanente en el Port de Barcelona. Esta nueva gabarra, de 5.000 m3 de capacidad, nos permite dar un paso cualitativo en el servicio de bunkering de GNL. Somos el primer puerto del Mediterráneo que dispone de una nave de este tipo.
De la misma manera, toda la industria marítima mundial está planteando actualmente el uso de combustibles alternativos (hidrógeno, amoniaco, biogás…) que les permitan dar respuesta a los retos ambientales que se plantean en los cinco continentes. Estamos atentos a todos estos cambios que se están produciendo para adaptarnos rápidamente y con eficiencia a las necesidades que las compañías marítimas plantearán en los próximos años.
P. ¿Qué le pediría como presidente del Port de Barcelona al Gobierno?
R. Necesitamos más agilidad en nuestra gestión y más rapidez en la tramitación y aprobación de los proyectos. La excesiva burocracia y la lentitud administrativa determina nuestra capacidad de desarrollar y poner en servicio nuevas soluciones que den respuesta a los retos que nos plantea el transporte marítimo internacional. Esto limita claramente nuestra competitividad respecto a los grandes puertos del norte de Europa y, reduce la competitividad de nuestra economía.
Algunos ejemplos. Es prácticamente imposible conseguir los objetivos de descarbonización del 2030 con la lentitud con la que trabajamos. Hoy, tenemos declaraciones ambientales simplificadas con 2 años de tramitación. Y paralelamente, tenemos PIF limitados de recursos humanos, con horarios limitados, con sistemas informáticos obsoletos. Suerte tenemos del compromiso del personal y de los responsables sobre el territorio.
P. La Copa América de Vela ocupara hasta octubre del 2024 todo el interés mediático en el mundo de la náutica. ¿Qué va a representar para el Port de Barcelona en términos económicos, impacto social, transformación digital, instalaciones, imagen…?
R. La celebración de la Copa América de Vela 2024 va a suponer un hito para el puerto y la ciudad de Barcelona. Es un proyecto ilusionante que, por un lado, va a dar visibilidad al sector de la náutica deportiva, que tiene una oportunidad única para dar a conocer su potencial: los equipos participantes necesitarán el apoyo del tejido empresarial local para conseguir el éxito en este gran acontecimiento deportivo internacional que se estima que generará un impacto económico de cerca de 1.000 millones de euros. Estamos convencidos que la Copa América actuará como catalizador de la industria náutica, como el Mobile World Congress lo ha sido para el ecosistema digital.
Por el otro, va a reforzar la posición de Barcelona en el mapa internacional de los acontecimientos de primer nivel, puesto que se trata de un evento con un alcance similar a unos Juegos Olímpicos o un Mundial de Fútbol. Tener presencia en los medios internacionales durante los meses que dura la competición es una promoción que no tiene precio: es la mejor campaña que puede tener nuestra ciudad y nuestro país.
En la Copa América de Vela la innovación es la clave, como pasa en la Fórmula 1 para los vehículos. Y muchos de los avances que se trabajarán aquí pasarán después en otros sectores, también los industriales. Un ejemplo es que los equipos participantes tendrán que incorporar embarcaciones de apoyo cero emisiones. El uso del hidrógeno como combustible es la solución elegida. Cada equipo dispondrá, como mínimo, de una nave propulsada con hidrógeno y la organización también tendrá entre 4 y 6 embarcaciones de este tipo. Por lo tanto, habrá unos 10 barcos funcionando con hidrógeno durante la competición.