Nautik Magazine

Tripulantes como científicos: la regata que analiza las aguas más recónditas del mundo

El patrón del Team Holcim, Kevin Escoffier, durante el despliegue de la boya de superficie. Foto: The Ocean Race

Es una prueba única, al límite y al alcance de unas pocas personas que se atreven a dejarlo todo para dar la vuelta al mundo a vela en la ‘regata definitiva’. The Ocean Race partió el 15 de enero desde Alicante y, estos días, hace una parada en Brasil antes de continuar el domingo 23 de abril hacia la estadounidense Newport.

Lo hace después de haber recorrido ya medio planeta y aprovechando el viaje para convertir a sus tripulantes en científicos: sí, los equipos de The Ocean Race recogen valiosos –y, en ocasiones, únicos– datos sobre el estado de los mares y el impacto de la actividad humana. Desde microplásticos hasta análisis de la temperatura.

Este programa científico –lanzado durante la edición de 2017-18 de la regata en colaboración con 11th Hour Racing, patrocinador principal de The Ocean Race– se despliega en los barcos que participan en la regata, midiendo una serie de variables a lo largo de la ruta de 60.000 kilómetros. Mientras navegan a través de algunas de las partes más remotas del planeta –rara vez alcanzadas por barcos científicos– los equipos recopilan datos vitales en las zonas donde falta información.

En total, este año se recopilarán 15 tipos de datos ambientales. Dos barcos, el 11th Hour Racing Team y el Team Malizia, llevarán OceanPacks, que recogen muestras de agua para medir los niveles de dióxido de carbono, oxígeno, salinidad y temperatura. Por su parte, el GUYOT environnement Team Europe y el Holcim PRB toman regularmente muestras de agua durante la regata para detectar microplásticos.

Así son las boyas flotantes que recopilan la información

Boris Herrmann prepara la boya de deriva para su despliegue en el Team Malizia. Foto: Antoine Auriol / Team Malizia / The Ocean Race

Toda la flota lleva a bordo sensores meteorológicos para medir la velocidad del viento, la dirección del viento y la temperatura del aire. Además, en la segunda etapa de la regata (que arrancó el 25 de enero), de Cabo Verde a Ciudad del Cabo, los equipos desplegaron balizas a la deriva en el Atlántico, mientras en la tercera etapa (entre Ciudad del Cabo e Itajaí) cada barco lanzó otras dos balizas, cuyos datos se incorporan para su uso científico.

Una boya de deriva en una bolsa de 11th Hour Racing y el pack Ocean Science. Foto: Cherie Bridges / The Ocean Race

Nautik Magazine habla con Stefan Raimund, responsable de ciencia para The Ocean Race, que nos cuenta el mecanismo de las boyas flotantes, que son «instrumentos especiales que flotan en la superficie del océano, donde recopilan datos que son transmitidos por satélite a organizaciones científicas».

Cada equipo, que pesa alrededor de 20 kg, «es proporcionado por diferentes organizaciones internacionales para medir la presión atmosférica, la temperatura del mar y las corrientes. El instrumento, que suele transmitir datos durante dos años, consta de un cuerpo flotante con sensores (temperatura del agua, presión atmosférica y GPS), una antena satelital y un ancla de deriva», explica Raimund.

«Los datos se utilizan en pronósticos útiles para los marineros, quienes pueden obtener una imagen más clara del clima al que se enfrentan, así como para las personas en tierra. Las boyas flotantes desempeñan un papel importante en la predicción de huracanes, ya que el desarrollo de los huracanes depende de la temperatura de la superficie del mar. Los datos también son utilizados por investigadores que estudian el cambio climático», subraya.

Los hallazgos de estas recolecciones son «sorprendentes», según el científico. Durante la última edición de la Regata, en 2017-18, dos de los equipos midieron los niveles de contaminación por microplásticos en el océano y encontraron que es generalizada, incluso en las ubicaciones más remotas; «de 86 muestras de agua, el 93% contenía microplásticos. Se encontraron plásticos en el Punto Nemo, la parte del océano más alejada de la civilización. Nunca antes se habían tomado muestras aquí, por lo que este descubrimiento fue innovador y sorprendente».

Lamentablemente, The Ocean Race concluye que los microplásticos, y en particular las microfibras, «eran prevalentes en toda la extensión del continente. Todas las muestras de agua recolectadas durante The Ocean Race Europe 2021 alrededor de Europa contenían microfibras, que son pequeñas fibras de plástico que entran en el medio ambiente por la fabricación, el lavado y el uso de ropa sintética. Las fibras también provienen de los neumáticos de los automóviles, terminando en el mar después de fuertes lluvias y escorrentía, así como de aparejos y líneas de pesca fragmentados», lamenta.

Stefan Raimund, responsable de ciencia en The Ocean Race. Foto: Cherie Bridges / The Ocean Race

De hecho, «el 83% de las partículas de plástico encontradas eran microfibras, mientras que el resto eran fragmentos de la degradación de objetos de plástico más grandes, como botellas de plástico, envases y microesferas en productos de tocador. Los datos recopilados en la Regata mostraron que el Mar Báltico tiene los niveles más altos de microplásticos en Europa, con 230 partículas por metro cúbico, el doble de la cantidad encontrada en el Mediterráneo (112 partículas por metro cúbico), que se considera un punto caliente de la contaminación plástica».

En la edición actual, esperan obtener «más de 4 millones de mediciones de todo el mundo, la mayoría de las cuales son transmitidas a los científicos en tiempo real. Con la Carrera yendo a partes del planeta que son en gran parte inaccesibles para los buques de investigación, como el Océano Austral, estos datos son increíblemente valiosos».

¿Y cuál es el trabajo de los marineros?, le preguntamos. «Los marineros despliegan la boya en una posición predeterminada, donde hay lagunas en los datos. Normalmente, el área de despliegue es grande y les da a los marineros cierta flexibilidad para que puedan elegir un momento con condiciones climáticas y del mar tranquilas. Los marineros desempacan la boya justo antes del despliegue y activan el instrumento, que lo conecta a un satélite. Luego, dejan caer la boya al agua. Esto se puede hacer cuando el barco está a toda velocidad».

A bordo del Guyot Environnement Team Europe

Nos subimos –desde la distancia– al Guyot Environnement Team Europe (en cuya tripulación, por cierto, va la española Támara Echegoyen) para hablar con su patrón, Benjamin Dutreux. Su equipo no pudo estar en el océano Austral porque su barco se retiró en la salida en Ciudad del Cabo, pero se han vuelto a unir a la aventura en Itajaí. «No es fácil ver los residuos a simple vista, no vemos tanto», nos cuenta cuando le preguntamos si ven grandes piezas de plástico a bordo.

Benjamin Dutreux, patrón de Guyot Environnement Team Europe. Foto: ILP Vision – Charles Drapeau / GUYOT environnement Team Europe

«Vemos algunos, es cierto, y está muy relacionado con la pesca industrial a gran escala. Por otro lado, lo que sí sabemos es que hay una gran cantidad de residuos de microplásticos que no podemos ver, pero que solo los científicos son capaces de observar. Es en cierta medida nuestra tarea precisamente a través de las herramientas científicas y filtros que tenemos a bordo para recoger agua de todas partes. Es trabajo de los marineros cuidar del equipo científico. A bordo, estamos Charles, el OBR que cambia los filtros cada dos días», detalla.

Gracias a esos filtros «recuperamos todas las micropartículas, las almacenamos y luego podremos entregárselas a los científicos para su análisis. Cada 2 días, dependiendo de la zona en la que estemos, cambiamos el filtro a bordo, esto nos permite recopilar datos sobre los microplásticos que se encuentran en todo el mundo. Los otros equipos en la carrera pudieron recopilar datos en los Mares del Sur, en la Antártida, mientras cruzábamos por el norte de la Antártida, lo que nos permite tener datos de todo su perímetro».

Los datos que se recopilan durante toda la carrera The Ocean Race son de código abierto y se comparten con los socios científicos de The Ocean Race, una serie de organizaciones de todo el mundo que están examinando el impacto de la actividad humana en el océano, y se incorporan a diversos informes, como los del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC) y bases de datos como el Atlas de Dióxido de Carbono en la Superficie del Océano.

También se introducen en el Sistema Mundial de Telecomunicación, la red internacional de la Organización Meteorológica Mundial. Los meteorólogos de todo el mundo utilizan los datos del GTS, que también se incorporan al Sistema Mundial de Observación de los Océanos (GOOS), una red internacional destinada a mejorar el conocimiento de nuestro océano.

Con esta tarea, The Ocean Race no solo busca el reto de dar la vuelta al mundo a vela, un reto apasionante, sino que lo hacen con el propósito de descubrir nuestros mares y el daño que el ser humano hace en ellos, concienciándonos de la importante de saber que hay que cuidar la Tierra. Y el mar.

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