Los arrecifes de coral, los delicados caldos de cultivo de la vida marina, tardan años en formarse por completo. Por eso Vriko Yu se alarmó profundamente cuando, en 2014, vio cómo una comunidad de arrecifes de coral de Hong Kong moría en sólo dos meses. «Fue impactante», dice Yu, de 30 años, estudiante de doctorado en ciencias biológicas en la Universidad de Hong Kong. «Siempre he sabido lo que es el cambio climático, pero no sabía que se está produciendo a un ritmo tal que puedo ser testigo [de la muerte de los arrecifes de coral] en tan poco tiempo».
Junto con David Baker, profesor de biología marina, y otros investigadores de la Universidad de Hong Kong, probaron distintas formas de restaurar el frágil ecosistema marino, como plantar fragmentos de coral en rejillas metálicas y bloques de hormigón. Sin embargo, descubrieron que los corales bebé a menudo se desprendían y morían.
A medida que aumentaban las frustraciones, el equipo dio finalmente con una solución: baldosas hechas de terracota mediante impresoras 3D con diseños cuidadosamente elaborados que incorporan pliegues y hendiduras, lo que permite que los fragmentos de coral se adhieran al lecho marino para poder sobrevivir y crecer. Yu afirma que los corales sembrados en sus baldosas de terracota han logrado una tasa de supervivencia de hasta el 98%.
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