Todo lo que llega de Italia bajo su sello asegura la combinación perfecta entre belleza, innovación tecnológica, tradición y artesanía. Desde la moda más exclusiva
hasta el diseño más rompedor, pasando por la gastronomía y los automóviles, sus productos son reconocidos en todo el mundo por su buen gusto, elegancia y estilo. No en vano, la etiqueta Made in Italy se balancea visible en los escaparates de
medio mundo como sinónimo de prestigio y diseño de alta calidad.
Pero más allá del romanticismo, en términos económicos, este sello lleva años siendo la fuerza impulsora de las exportaciones del país transalpino al identificarse con artículos originales, diseñados y producidos al 100% dentro de sus fronteras y elaborados con materias primas de altísima calidad. Italia sabe hacerlo: en su creación prima siempre la innovación y el cuidado de los detalles para reflejar el perfecto italian style, el impecable ejemplo de integración entre tecnología, funcionalidad y estética.
Historia de un estilo
No es de extrañar que en el país que vio nacer a Versace, Armani o Valentino la moda se convirtiera, a principios de los años cincuenta, en una excelente tarjeta de presentación que le abriría las puertas de los mercados internacionales. En 1951 se organiza en Florencia el primer Italian Fashion Show, cosechando un enorme éxito entre la prensa especializada y los compradores de todo el mundo. La tendenza italiana se erige por aquel entonces en símbolo de elegancia y calidad por sus diseños, cortes y materiales. La influencia del gusto italiano en el vestir aumenta con los años hasta posicionar a su sector textil en la cima, por los ingresos generados y el número de empresas implicadas. En todo el mundo se reconoce ya el Italian look.
Durante la década de los sesenta la economía de la República empieza a despegar y la marca Made in Italy es responsable en gran medida de este crecimiento. Las grandes industrias se asientan en el norte, el territorio conocido como triángulo industrial, entre las ciudades de Génova, Milán y Turín, atrayendo a trabajadores de todo el país en busca de empleos y sueldos más dignos. A partir de los setenta, el tejido industrial se basa en pequeñas y medianas empresas especializadas en diferentes fases productivas que colaboran para la creación del producto final.
Muy pronto, la apuesta por el diseño y la excelencia artesanal e industrial marca la diferencia, convirtiendo Milán en una de las grandes capitales mundiales de la moda.
Pero no es hasta los años ochenta cuando la expresión Made in Italy comienza a hacerse
famosa entre los productores que la emplean para revalorizar sus productos, combatir las falsificaciones y proteger los cuatro sectores más tradicionales de la economía italiana: la moda, la alimentación, el mobiliario y la industria automovilística.
Proteger el tesoro
Las míticas Vespas, las cafeteras Bialetti con su diseño de influencias Art Decó, las máquinas de escribir Olivetti (una de ellas expuesta en el MoMA de Nueva York), el histórico Fiat 500 o firmas de mobiliario mundialmente reconocidas; innumerables marcas e infinidad de creaciones que se han convertido en icono y objeto de deseo para consumidores de todo el mundo, dando prestigio al sello Made in Italy.
Para garantizar el origen y autenticidad de los productos italianos, la ley dictó en 2009 que sólo aquellos artículos totalmente elaborados en el territorio nacional (desde su planificación y fabricación hasta su envasado) podían emplear la etiqueta Made in Italy.
Más de una década después, durante el pasado 2023, el Gobierno de la República daba un paso más al aprobar un proyecto de ley para seguir sosteniendo el verdadero Made in Italy,
combatir la falsificación promoviendo y protegiendo al mismo tiempo la propiedad
intelectual e industrial.
Entre las medidas impulsadas por esta normativa destaca la constitución de unos 1.000 millones de euros, entre 2023 y 2024, para atraer a inversores extranjeros que desarrollen las cadenas de suministro de sectores estratégicos. De esta manera, se crea una herramienta de actuación eficaz que apoya el tejido productivo nacional en los ámbitos de mayor excelencia. El sello Made in Italy goza de tal relevancia que hasta se ha elegido un día con su nombre. A partir de este año, todos los 15 de abril, coincidiendo con el aniversario del nacimiento de Leonardo Da Vinci, se celebrará la creatividad y calidad de los productos artesanales e industriales italianos, reconociendo así su contribución en el desarrollo económico y cultural del país y sensibilizando a la opinión pública sobre la importancia de preservar las creaciones propias.
Con la vista puesta en el futuro, se ha previsto también el instituto Made in Italy, que comenzará a impartir sus clases en el curso escolar 2024–2025. Esta oferta educativa nace de la necesidad de transmitir nace de la necesidad de transmitir a las nuevas generaciones los conocimientos y competencias que dan prestigio a la Marca Italia en el mundo. Además, a través de la Fundación Empresas y Habilidades para el Made in Italy se trabajará para conectar a las compañías con los estudiantes, facilitando su inclusión en el mundo laboral. Italia quiere de esta manera asegurar el mejor mañana para su marca, símbolo de calidad, diseño y excelencia que los productos Made in Italy lucen con orgullo y elegancia por todo el planeta.
Nuevos desafíos
Italia asume en 2024, por séptima vez, la presidencia del G7, el grupo que reúne, además de a Italia, a Canadá, Francia, Alemania, Japón, Reino Unido y EE. UU. y en el que también participa la Unión Europea. La Presidencia italiana incluye un amplio programa de eventos institucionales, siendo el más significativo la Cumbre de Líderes del G7, que tendrá lugar en Apulia del 13 al 15 de junio. Entre las prioridades, este año destacan la defensa del sistema internacional, basado en los valores democráticos y amenazado por los conflictos, y la relación con las naciones en desarrollo y las economías emergentes para construir un modelo de colaboración lejos de políticas paternalistas. Las cuestiones migratorias centrarán la agenda abordando desafíos como el nexo clima-energía y la seguridad alimentaria. Por último, el programa italiano pondrá su atención en la Inteligencia Artificial y la necesidad de desarrollar prácticas reguladoras que minimicen sus riesgos y aseguren su correcta aplicación. El elemento central del logotipo de la Presidencia es un olivo centenario, uno de los árboles más extendidos e identificativos del paisaje italiano y mediterráneo, en particular de la región de Apulia.