1. Un escritorio en el ordenador que es un caos: carpetas con nombres que no se corresponden, archivos sueltos o un desorden que espantaría al menos maniático. Intenta cambiarlo y verás cómo mejora tu productividad frente el pc.
2. Buscar las mejores canciones mientras trabajamos. Prepara la lista adecuada antes de comenzar a hacer lo tuyo, te sorprenderás cómo te relaja la música y el tiempo que economizas si la preparas antes.
3. Estar disponible todo el tiempo en las mil y unas redes sociales. Acéptalo, Facebook y un buen y rápido trabajo no son compatibles. Para ello intenta respetar una franja del día en la que lidiar contra los mil y uno likes de Instragram, Twitter o Facebook sea posible.
4. Una mala postura en la silla. Esto te hará desear levantarte lo antes posible de la mesa y abandonar lo que estés haciendo. No acumules estrés o cansancio a tu trabajo y siéntate bien. Verás qué bien te sientes al cabo del día.
5. Ir muy mono, pero poco cómodo. Todos queremos lucir impecables en la oficina, pero de qué te sirven esos zapatos o tacones imposibles o esa camisa apretada que te ahoga si no vas a poder seguir el ritmo y te vas a cansar antes que el resto.
6. Llevarse el trabajo a casa. Imagina un día poco productivo en el que te faltó por hacer parte de tu trabajo, ¿Crees que tu rendimiento incrementará en casa? Exactamente: no. Deja tu tiempo libre así, libre, para poder rendir en las horas de oficina.
7. Desayunar en la oficina. No levantarse cinco minutos antes y tomarse el café en casa es el error que la mayoría de los trabajadores cometen… porque en la oficina no serán cinco minutos, sino 15 o 20 que a lo largo de la semana pasan factura. Evita este hábito fácilmente y llega ya recargado a la oficina.