España es un país con un reparto de la tierra más característico, pues los latifundios no siempre están en las manos que se esperan. Según la Real Academia Española, se define latifundio como una «finca rústica de gran extensión» -a partir de 100 hectáreas- y una persona latifundista como la que «posee uno o varios latifundios.
En nuestro país, en torno al 60% del territorio está repartido en explotaciones agrícolas o terrenos rústicos. Según los datos que recoge el Instituto Nacional de Estadística, hay cerca de un millón de este tipo de parcelas. Más concretamente, unas 51.000 personas y jurídicas tienen en su posesión, al menos, 100 hectáreas. Esto supone más de la mitad del total, 17 millones.
Aquí también juegan un importante papel las administraciones públicas. Tanto el Estado, como las Comunidades, diputaciones y ayuntamientos poseen diferentes extensiones de terreno que casi alcanzan las 5.000 y que suponen unas cinco millones de hectáreas.
No obstante, dentro de lo difícil que es el análisis de la estructura terrateniente de España, 41.000 titulares son realmente poseedores de terrenos que suman ocho millones de hectáreas. El resto serían arrendatarios que explotan las parcelas.
En cuanto a nombres, hay cinco que destacan por encima del resto, sobre todo, por historia. El primero sería el de Juan Abelló, considerado el particular con un mayor número de tierras en nuestro país, en su mayoría dedicadas a cotos de caza. Se le atribuyen unas 41.000 hectáreas.
La familia de Carlos March se erigen como referente en lo que a grandes cotos se refiere. Posee más de 30.000 hectáreas, siendo la segunda en grandes terrenos y tercera en total de hectáreas. Por delante en este último punto tendría a la familia de Samuel Flores, conocida por su historia ganadera.
En un apartado especial figura el Sareb o Sociedad de Gestión de Activos Procedentes de la Reestructuración Bancaria. Esa entidad surgió en plena crisis financiera para gestionar los activos de las entidades nacionalizadas, lo que la hizo propietaria de miles de metros cuadrados de suelo rústico.