La clasificación ha analizado 139 países sobre 11 factores: derechos de propiedad, innovación, impuestos, tecnología, corrupción, libertad (personal, comercial y monetaria), burocracia, protección de los inversores y desempeño del mercado de valores. Los datos se basan en los informes publicados de Freedom House, Heritage Foundation, Alliance de Derechos de Propiedad, Transparencia Internacional, Grupo del Banco Mundial y Foro Económico Mundial.
Nueva Zelanda ocupa el segundo lugar en esta edición de los mejores países de Forbes para los negocios. Aunque sea la economía más pequeña de los 10 primeros países con un PIB de 174.000 millones de dólares, en las últimas tres décadas ha transformado su economía anteriormente altamente regulada en un mercado libre y dinámico. Nueva Zelanda privatizó decenas de industrias controladas por el gobierno, como líneas aéreas, seguros, banca y telecomunicaciones. Ahora ocupa el primer lugar para la protección de los inversores y la falta de burocracia. El PIB del país aumentó 3.6% en el segundo trimestre de 2016, una de las mayores tasas de crecimiento en el mundo desarrollado.
Por otro lado, Estados Unidos continúa su caída libre en la lista. Donald Trump entró en el cargo el mes pasado detrás de una oleada de apoyo de los estadounidenses cautivados por sus promesas de “llevar a Estados Unidos a un nuevo comienzo” y “hacer que América vuelva a ser genial”. Lo consiga o no, lo que es un dato objetivo es que ya han pasado varios años desde que Estados Unidos fue el primero en la lista.
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