Al rededor de 40 años estima el magnate –uno de los hombres más ricos del mundo–, fundador de la compañía petrolífera Oxbow Carbon que le ha llevado reunir las más de 43.000 botellas de vino que integran su colección, con una presencia relevante de referencias procedentes de Burdeos y Borgoña. A pesar de su amor por esta colección, Bill Koch ha decidido deshacerse de aproximadamente la mitad de esos fondos. Según él mismo ha explicado, le resultaría imposible probar la totalidad de ese vino, ni siquiera la mitad, por lo que ha preferido sacar a subasta 20.000 de esas botellas para ponerlas al alcance de otros coleccionistas. Según las estimaciones de Sotheby’s, el total del lote podría alcanzar entre los 10 y los 15 millones de dólares.
Con una fortuna estimada de 2.100 millones de dólares, la afición de Koch por el coleccionismo de vino se adelantó algunos años a la tendencia que se está imponiendo cada vez más entre las grandes fortunas, que gastan importantes cantidades de dinero en vinos exclusivos a modo de inversión tan prometedora como comprar joyas, yates o coches de lujo. Y si el precio cae, siempre puedes disfrutar bebiéndote tu inversión.