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El eterno millennial


¿Qué piensan? ¿Cómo piensan? ¿Qué necesitan? ¿Qué aportan? Si estás iniciando tu carrera profesional y te surgen dudas sobre cómo orientarla; si estás de prácticas o eres becario y cada seis meses parece que ves la luz al final del túnel con el ansiado contrato indefinido, pero cuando vas a renovar el precari-contrato-convenio se traduce en otra prórroga en las mismas condiciones, aquí va un consejo: expect the bullshit, but never accept it.

El trabajo y el tiempo de muchos millennials vale más de lo que dice su nómina; tal vez sea poco dinero más del que dejaba el ratón Pérez cuando se te caía un diente, qué lástima no tener más dientes de leche para tener un “bonus”. El millennial que vive en cada de sus padres, que no sabe cómo ahorrar e incluso tiene que pedir dinero después de trabajar a jornada completa… ¿Le están tomando el pelo? ¿Está invirtiendo la mejor etapa de su vida en algo que no llena la cartera? Aunque la generación del milenio haya nacido y crecido en la prosperidad económica, está saliendo al mercado laboral tras un periodo de crisis. Pero esta situación está convirtiendo al millennial en el motor de un cambio en todos los órdenes. Todas las herramientas para salir y comerse el mundo como lo están haciendo emprendedores como Ticketbis, Llaollao, Aristocrazy, Chartboost, Socialpoint o Simpel, están ahí.

El trabajo de los millennials, pese a estar empezando, vale mucho, y las empresas lo saben. No son la generación perdida, tampoco ninis, ni quieren vivir en casa de sus padres con 29 años. Les gusta trabajar, ganar dinero y sobre todo vivir. ¿La clave? Descubrir el mundo y creérselo. Habrá interesados en que no lo hagas.

Hay determinadas estrellas y estrellados en el círculo de amigos y familia. A los que consideramos “estrellas” se las pueden contar con los dedos de la mano. Como dice el coach Emilio Duró, “la mayoría de la gente somos de perfil normal tirando a tonto. Brindo por la gente como nosotros, somos artistas ya que con una mente normal, vamos trabajando, esforzándonos y mejorando hasta llegar donde queremos”.

En España, seguimos viviendo en una sociedad muy rígida y obsoleta. Cuando el hijo de una buena madre de familia saca un sobresaliente en matemáticas, esta madre da palmas de alegría y le dice a la vecina: “Mi hijo será astronauta o ingeniero”; aquel que saca un sobresaliente en Humanidades su madre gritará a los cuatro vientos “mi hijo será un gran abogado y nos sacará de pobres”; aquel otro que sabe inglés y francés con 7 años su madre lo convierte en diplomático y ya lo sitúa en alguna embajada del mundo.

Debemos saber que la inteligencia de hoy en día no es la misma que hace 150 años, pero seguimos con los mismos valores entre ceja y ceja. Estos valores vienen de la Revolución Industrial, donde era necesario aprender un oficio para labrarse un futuro mejor que el de tus padres, y poder sobrevivir.

Hoy en día el mundo funciona de otra manera, y debemos cambiar con él. Hoy en día un japonés de 13 años inventa una app que revoluciona el mercado y tiene la vida solucionada. Hoy en día un hijo de 23 años se convierte en Youtuber y está ganando más que los dos sueldos de sus padres juntos al mes. Es importante dejar de tratar las artes e innovación como algo accesorio. ¿Es mejor saber lo que es un algoritmo o saber bailar salsa? Son aptitudes diferentes e igualmente aplaudibles. Liberemos esta sociedad de complejos y que no se pierda nunca la mentalidad del Millennial, aquel valiente inconformista con mucho que aprender.