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Lifestyle

Señales de que estás demasiado estresado


Te irritas con todo el mundo (sin motivo). Cuando tu compañero de trabajo plantea una simple pregunta: “Oye, ¿puedes revisar este informe por mi?”, actúas como si se te pide que leas el manual del empleado. Te enfadas y en silencio te preguntas por qué siempre dices que sí. En su lugar, responde con calma: “Dame unos segundos para terminar con esto” o “Estoy un poco ocupado en este momento”.

Estás pensando en el trabajo todo el tiempo. Tu jornada laboral puede ser de nueve a cinco, pero tu mente está ocupada 24/7. Durante el trayecto al trabajo, mientras cenas, cuando intentas conciliar el sueño… Es el único tema de conversación cuando hablas con amigos o familiares y la única cosa en la que piensas cuando se estás pretendiendo escucharles (sonrisa, guiño, sonrisa, guiño).

No puedes centrarte lo suficiente y te resta productividad. Innumerables pensamientos están rebotando en el interior de tu cabeza a gran velocidad y no sabes cómo controlarlos. Y así comienza el círculo vicioso. Estás abrumado porque tienes mucho que hacer, pero estás preocupándote tanto que no eres capaz de lograr ninguno de los objetivos.

No duermes bien. Estás agotado al final del día, pero cuando finalmente llega la hora de dormir, te pasas horas y horas mirando al techo y cuando te despiertas a la mañana siguiente, estás tan cansado como el día anterior.

Sientes tu cuerpo entero débil. Cuando hay demasiada tensión en tu mente, se manifiesta en el resto del cuerpo de diferentes maneras: rigidez en la espala, en el cuello, las caderas, los hombros, dolores de cabeza, mandíbula apretada… Y cuando esto sucede durante mucho tiempo, los efectos pueden ser perjudiciales. Como no se pueden eliminar por completo, se puede evitar que vaya de control.

¿El primer paso para controlar el estrés? Ser conscientes del comportamiento de uno mismo y de cómo te sientes. Y entonces, averiguar la mejor manera de manejar tu lista de tareas pendientes: tomar descansos (frecuentes), desconectar totalmente en algún momento de la semana o pedir ayuda cuando se necesite. Aprender a manejar con éxito el estrés es la clave para una vida feliz y saludable.