El rascacielos, que superará al Burg Jalifa, actualmente es el edificio más alto del mundo con sus 830 metros de altura, será una torre inspirada en la flor de lirio que costará 1.000 millones de dólares (casi 900 euros) y que, en palabras del propio arquitecto, se convertirá en el próximo “icono del emirato”.
El proyecto será llevado a cabo por la constructora Emaar Properties con la misión de coronar el ‘Dubai Creek Harbour’, un complejo de seis kilómetros cuadrados situado a tan solo diez minutos del aeropuerto de Dubai y que busca ser la “ciudad del futuro”. En una multitudinaria rueda de prensa, el presidente de la promotora de la construcción, Mohamed Al Abbar, ha afirmado que las obras darán comienzo entre junio y julio de este mismo año y, previsiblemente, finalizarán antes de la celebración de la Expo 2020 en Dubái.
En la misma rueda de prensa Santiago Calatrava ha especificado que “el diseño presenta una referencia clara al arte clásico del pasado y de la cultura de un lugar al tiempo que sirve como un gran hito tecnológico”. Aunque nada se sabe todavía de la altura exacta del edificio, parece que estará coronado por el tradicional minarete de las mezquitas. Tal y como ha comentado el arquitecto, “los materiales que utilizaremos serán de ingeniería moderna, principalmente cristal y cables resistentes que ensamblarán la torre con el suelo y cuyo diseño está inspirado en las delicadas nervaduras de las hojas de lirio”.
En su interior el rascacielos albergará veinte plantas de apartamentos, un hotel, numerosos restaurantes y jardines, así como varios observatorios con vistas de 360 grados de la ciudad de Dubái. Por las noches se iluminará de azul y verde y será un “homenaje a la positividad, la energía y el optimismo que simboliza Dubái y los Emiratos Árabes Unidos gracias a un liderazgo comprometido con el progreso”, tal y como ha manifestado Al Abbar.