Una reciente investigación de la Universidad Estatal de San Francisco ha revelado que las personas que invierten su dinero en experiencias en lugar de objetos son más felices. La emoción de una compra se desvanece rápidamente y, sin embargo, una experiencia deja en nosotros un poso mucho más positivo y duradero: los recuerdos. Ilya Pozin, colaborador de Forbes USA, aconseja recordar cuatro cosas importantes antes de decidirse, por ejemplo, entre comprar un móvil nuevo o hacer un viaje.
El tamaño no importa cuando hablamos de felicidad. La mayoría de la gente considera que cuanto mayor es la compra, mayor es la felicidad que esta produce. Sin embargo, piensa en lo que te constaría un Maserati. Bien, ahora piensa en lo que te costaría cenar con tus amigos una vez en semana durante todo el año. ¿Ya? Ahora, reflexiona sobre cuánto te duraría la alegría de tener un coche nuevo y lo mucho que te ríes cuando sales a cenar con tus amigos. ¿Qué te proporcionará más felicidad a largo plazo: el coche o salir a cenar con tus amigos unos años con el mismo dinero?
Las personas que interactúan a menudo con otras corren menos riesgo de sufrir situaciones anímicas poco deseables como el estrés, la depresión o la sensación de aislamiento. Sabiendo esto, seguro que la próxima vez que vayas a hacer una gran compra te lo pensarás dos veces si por hacerla vas a tenerte que quitar de ciertas cosas como esa cena semanas con tus amigos. El coche un día acabará en el desguace, pero los buenos momentos con tus amigos estarán ahí para siempre.
Dar es mejor que recibir. Pocas cosas proporcionan tanta felicidad como hacer un regalo a otra persona y ver la ilusión y gratitud con que lo recibe. Ponte en situación: acabas de ver unos zapatos maravillosos, vas a comprarlos, hay de tu talla y te los llevas a casa tan contento. ¿Cuánto dura esa felicidad? Posiblemente no mucho más de unas horas entre la compra y el momento en que los estrenes (si no te hacen daño después, claro). Ahora piensa que tras esos zapatos has visto un libreta chulísima y tu mejor amigo colecciona libretas. No es su cumpleaños ni nada parecido, pero decides comprarla y darle una sorpresa.
La emoción de decir a una persona que tienes una sorpresa para ella, de esperar para ver su cara cuando la vea y el momento en que se la des son cosas que se quedarán grabadas en tu mente como buenos recuerdos. Y mientras los zapatos acabarán arrinconados en un armario porque ya estén viejos, tanto tu amigo como tú recordaréis esa sorpresa positivamente.
Comprar no siempre es la mejor opción. Esto es algo que mucha gente se plantea a la hora de decantarse por adquirir una segunda vivienda para pasar las vacaciones o alquilarla para un solo verano. Quizá un día te canses de pasar todos los veranos en el mismo sitio, pero cambiar de destino será más complicado si compraste la casa que si la alquilaste. Lo mismo pasa con las aficiones. A lo mejor tienes ganas de hacer surf, pero no te compensa comprar una tabla y un traje de neopreno para un par de veces. Quizá puedes alquilar el equipo un par de veces y con el dinero que ahorras de comprar la tabla hacer cualquier otra cosa. No por tener más cosas somos más felices. A veces es mejor probar varias actividades y quedarte con esas experiencias que aferrarte a una sola si no te apasiona.
Sentirse bien es mejor que aparentar. Si te dan a elegir entre un abrigo carísimo y un billete de avión, ¿qué elegirías? Del abrigo te puedes cansar al cabo de un tiempo poniéndolo, sin embargo, un viaje puede ayudarte a liberar estrés, a pasarlo bien y a animarte. ¿Y qué me dices de ese móvil nuevo por el que cambiaste fin de semana en la playa? Seguro que cuando estabas agobiado y tenías ganas de descansar el móvil no te ayudó tanto como lo hubiera hecho el relax en una tumbona junto al mar. Piénsalo bien, a salud es más importante que la apariencia.
A pesar de todo, nadie puede garantizar al 100% que unas vacaciones vayan a ser mejores que un móvil nuevo o viceversa. Quizá en el viaje te roben el móvil y se vuelva una experiencia amarga, o a lo mejor si no te vas de vacaciones se te cae el móvil y se rompe. La mala suerte siempre está al acecho, pero es mucho más probable que una experiencia deje una huella de felicidad en tu mente y tu corazón antes que un objeto. Sal de casa y diviértete, aprovecha tu dinero, invierte en felicidad y no sólo en acumular trastos.