Al concluir el tercer año de la generalización de la IA en las organizaciones, algo ha quedado inequívocamente claro. El entusiasmo en torno a las herramientas generativas no se ha traducido en un éxito generalizado. Numerosos estudios demuestran que solo una pequeña parte de las iniciativas empresariales de IA están logrando un valor medible. La mayoría de las empresas están implementando pilotos, realizando experimentos e incorporando nuevas herramientas a flujos de trabajo obsoletos, pero muy pocas están convirtiendo estos intentos en una transformación real.
Un nuevo estudio de Google Workspace, » Beyond AI Optimism«, refuerza este patrón. El estudio revela que solo el 3 % de las organizaciones han alcanzado una etapa en la que la IA realmente transforma la forma de trabajar. Este hallazgo no es aislado, sino que se suma a una creciente evidencia proveniente de toda la industria. Un análisis reciente del MIT Media Lab reveló que el 95 % de los proyectos piloto de IA generativa no logran ofrecer un ROI claro ni mejoras de productividad. La encuesta » State of AI » de McKinsey para 2025 también reveló que solo un grupo relativamente pequeño de líderes logra la mayor parte del impacto empresarial, mientras que muchos otros tienen dificultades para escalar los proyectos piloto e integrar la IA en sus flujos de trabajo principales.
En conjunto, estos hallazgos presentan un panorama coherente. El problema no es la tecnología, sino la brecha entre el entusiasmo y la ejecución, entre lo que los líderes esperan que la IA libere y lo que sus organizaciones están estructuralmente preparadas para respaldar.
Esa brecha revela una historia más amplia sobre el futuro del trabajo. La tecnología avanza rápidamente, pero los sistemas que la rodean no. La investigación de Google revela una marcada desconexión entre líderes y empleados. La gran mayoría de los ejecutivos cree que la IA ya aporta un valor significativo. Los empleados reportan una realidad muy diferente. Usan la IA a diario, saben que es importante para su futuro, pero muchos no se sienten preparados ni respaldados por sus organizaciones. La confianza, la claridad y la seguridad no han crecido al mismo ritmo que las herramientas.
Según los resultados de la investigación de Google y un conjunto más amplio de estudios del sector, cinco comportamientos distinguen sistemáticamente al pequeño grupo de organizaciones que logran una transformación real. Estos cinco elementos constituyen la base de lo que separa al 3% superior del resto. No son ventajas tecnológicas. Son decisiones de liderazgo, comportamientos culturales y decisiones sobre el flujo de trabajo que, en conjunto, crean las condiciones para una implementación exitosa de la IA empresarial.
Estos son los cinco patrones que aparecen constantemente en las transformaciones de IA más exitosas:
1. Tratar la estrategia de IA como una prioridad empresarial continua
Las organizaciones más avanzadas no consideran la IA como un proyecto o piloto. Mantienen una estrategia continua que evoluciona a medida que las herramientas y capacidades maduran. Definen cómo se ve el éxito, establecen puntos de referencia claros y ajustan la dirección a medida que profundizan su comprensión. También definen cómo la IA se integra en los objetivos empresariales más amplios. Esto sienta las bases para la alineación, esencial a medida que los equipos pasan de la experimentación a la escala. Las empresas que triunfan con la IA empresarial abordan la estrategia como un proceso continuo.
2. Construir una cultura preparada para la IA en toda la organización
Las organizaciones altamente transformadas integran la IA en sus normas laborales diarias. Invierten en formación que va más allá del uso básico de herramientas y se centran en fomentar la confianza, la curiosidad y el aprendizaje compartido. Los directivos hablan abiertamente sobre los cambios que la IA genera en el flujo de trabajo y los beneficios que aporta al equipo. Esta estructura cultural de permisos reduce el miedo que suele acompañar a la automatización, al otorgar a los empleados un rol en la configuración del trabajo. Las personas en estos entornos se involucran más porque comprenden no solo cómo usar la IA, sino también su importancia.
3. Rediseñar los flujos de trabajo para el trabajo impulsado por IA y la experiencia humana
En lugar de automatizar de forma marginal, las organizaciones líderes se toman el tiempo para definir qué tareas deben automatizarse, cuáles requieren criterio humano y cómo se integran ambas. Rediseñan los roles para reflejar este nuevo equilibrio. Esto reduce la fricción y ayuda a los empleados a enfocar sus esfuerzos hacia trabajos que generan mayor valor . También fortalece la colaboración, ya que las personas saben dónde encaja la IA en la cadena y dónde la experiencia humana es esencial. La IA empresarial comienza a generar un impacto significativo una vez que los flujos de trabajo se rediseñan para reflejar la evolución de los roles de las personas y la tecnología.
4. Capacitar a los líderes de IA distribuida para acelerar la adopción
En las organizaciones exitosas, la IA no se limita a un equipo central. Se propaga entre los empleados que descubren usos efectivos y los comparten entre las distintas funciones. Los líderes identifican a estos pioneros y les otorgan la autorización y la plataforma para influir en otros. Esto crea una red de promotores que acelera el aprendizaje organizacional. El conocimiento se transmite con mayor libertad y el impulso se genera horizontalmente, no solo desde la cima.
5. Integre la IA en los flujos de trabajo diarios para generar un impacto empresarial real
Las organizaciones con mejor rendimiento seleccionan herramientas que se integran de forma natural en los flujos de trabajo existentes, en lugar de construir sistemas paralelos. La IA se integra en la forma en que las personas se comunican, crean y toman decisiones, dejando de ser un recurso independiente. Se integra en el correo electrónico, los documentos, las reuniones y los espacios de trabajo compartidos. Esto reduce los costes de cambio, aumenta la adopción y permite que la IA moldee el ritmo del trabajo diario. La IA empresarial triunfa cuando se integra en el flujo de trabajo.
Lo que destaca en la investigación es la intencionalidad del 3% superior. No esperan a que los empleados descubran las cosas por sí solos. No dan por sentado que las ganancias de productividad se traducirán automáticamente en resultados empresariales. Conectan la tecnología con el propósito, los flujos de trabajo con el valor y las personas con el proceso de cambio. Esta combinación se convierte en un multiplicador. Estas organizaciones reportan mayor innovación, mayor creatividad, ciclos de desarrollo más rápidos y un trabajo más significativo para los empleados.
Mientras los líderes se preparan para 2026, el mensaje es claro. La transformación de la IA comienza con las decisiones que toman los líderes sobre las personas y el trabajo, mucho antes de que involucre la tecnología. Las empresas que construyan estas bases organizacionales se encontrarán entrando al 3% superior antes de lo esperado. Quienes traten la IA como un complemento de software seguirán intentando recuperarse.
