Lecciones que aprendemos de los malos momentos
Desgraciadamente, muchas personas tienen que atravesar momentos duros a lo largo de su vida. Situaciones que nunca hubieran imaginado pero que un día llegan a la puerta de casa, la aporrean y no queda más remedio que abrir y luchar contra ellas. Pero, como dice el refrán, no hay mal que por bien no venga y de todos esos malos momentos se pueden extraer lecciones como las que reunimos en esta fotogalería.
Lecciones que aprendemos de los malos momentos
Nos quejamos demasiado
Cuando tenemos delante de nosotros un verdadero problema, especialmente de salud, todo aquello de lo que antes hacíamos un mundo se empequeñece mostrándonos cómo las cosas no eran para tanto. Después de la adversidad, se magnifican mucho menos las situaciones.
Lecciones que aprendemos de los malos momentos
Según cómo lo mires, así serán las cosas
Si miramos las cosas desde el derrotismo y el pesimismo, no veremos nada mejorar, nos costará más avanzar hacia la solución y en cambio avanzaremos rápido hacia el fondo del pozo. Tener una actitud positiva ante la adversidad es importante para salir adelante.
Lecciones que aprendemos de los malos momentos
Lo que no puedes cambiar, te hace evolucionar
Las situaciones difíciles no siempre se pueden solucionar rápidamente o, simplemente, no tienen una solución definitiva, pero de todo se aprende. Todo lo que aprendamos mientras recorremos un camino lleno de piedras nos servirá para no caernos fácilmente en el futuro.
Lecciones que aprendemos de los malos momentos
Lo más importante no es siempre lo que pensabas
Cuando llegan las situaciones difíciles muchas veces llega también el momento de abrir los ojos, de llevarse decepciones o de descubrir que podemos ser felices con mucho menos. En los malos momentos muchas cosas se reducen pero adquieren mayor calidad, como son por ejemplo las amistades.
Lecciones que aprendemos de los malos momentos
Desde el fondo se puede coger impulso
Una vez que la situación es tan insostenible que te hace tocar fondo, has de saber que queda aún una gran posibilidad: coger impulso y volver a la superficie. Quizá no subas a la superficie rápidamente, pero si la actitud es positiva, el impulso será lo suficientemente fuerte.
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