ÚLTIMOS DÍAS para inscribirse en el FORBES 30 UNDER 30, el mayor festival de talento joven del mundo
Lifestyle

Falsos mitos sobre el maridaje

¿Qué vino hay que preparar para cada comida? De entrada un consejo: olvida los falsos mitos que limitan el vino blanco para marisco y pescado, el tinto para carne, y el vino dulce para el postre. Pon tu nota personal en la mesa y anímate a romper con lo supuestamente correcto: darás que hablar y, si lo haces bien, crearás tendencia.

De lo que realmente se trata a la hora de conseguir un buen maridaje es de encontrar el equilibrio entre comida y vino, pero un equilibrio que no necesariamente tiene que ser armónico, sino que también admite contrastes. Un buen maridaje es el que consigue a través de los sentidos (vista, aroma, sabor y textura) que el vino potencie el sabor de cada plato. Eso sí, si no quieres vértelas con el cocinero o cocinera, recuerda que, en las comidas, el vino es el acompañante del plato, y su papel es estar presente sin quitarle ni protagonismo ni expresividad. Éste es el motivo por el que habitualmente recurrimos a ciertos vinos para ciertas comidas.

Por ejemplo, los vinos blancos secos, con o sin barrica, van muy bien con marisco o pescado blanco; sin embargo también un rosado o incluso un vino tinto joven y afrutado, pueden ser ideales. Algo similar sucede con las aves y carnes blancas: la tendencia es maridarlas con vino tinto joven con toque sutil de barrica, pero del mismo modo que este tipo de comida (cochinillo, pavo o capón) admite una salsa agridulce, una compota, o una mermelada, también podemos acompañarla con un vino blanco o un rosado, ¿por qué no? Recuerda: el contraste, siempre que sea equilibrado, es una opción muy interesante y además nos permite salirnos un poco de las normas establecidas, si es que esa es la elección.

Para otro tipo de carnes, como un solomillo o el maravilloso lechazo asado de Aranda de Duero, innovar es más complicado ya que un vino tinto, con barrica, cuerpo, y redondeo en botella, se hace imprescindible. Eso sí, sé generoso y elige el que más te guste, que seguro que será el mejor.

Y para el postre, todas las opciones son válidas y para gustos están los colores: un vino dulce es una opción pero también puedes retomar el vino blanco seco del principio o incluso continuar disfrutando del vino tinto.

Sea lo que sea lo que elijas, si lo haces dedicándole un poco de tiempo y de cariño, acertarás. Como siempre digo: Lo importante no es como maridas un vino, sino con quién lo maridas.

María Luisa Cuevas, Directora de Bodegas Ferratus

[vc_posts_slider count=1 interval=3 slides_content=teaser slides_title=1 thumb_size=large posttypes=post posts_in=6441]