Este robot fue diseñado para sustituir al humano en lugares de peligro laboral y para cumplimentarlo en ayudas de arduo trabajo. El proyecto era lento y tenía fallos, pero de ello salió nuestra actual Siri de iPhone, entre otros adelantos.
Este robot sería un pequeño adelanto de lo que después sería internet. Se convertiría en el primero en dar el salto de la investigación para reemplazar a los humanos con los ordenadores para en cuanto a incrementar el intelecto humano. De este experimento surgieron otros, y dos caminos que actualmente siguen vigentes: el que indica que se suplantarán a los seres humanos con una cada vez más poderosa mezcla de hardware y software y otro que se extiende nuestro alcance intelectual, económico y socialmente, por lo que el robot nos haría más listos, en lugar de nosotros al robot.
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Si no diferenciamos ambos caminos corremos el riesgo de que el ser humano llegue a quedar obsoleto en su propia sociedad, en la que el robot podría tomar mucho más protagonismo laboral que el del creador. ¿Justo?
Por ejemplo, el coche inteligente que se estudia en Google sería un gran adelanto, pero dejaría fuera de juego a muchos profesionales como conductores o personas que aseguran la seguridad del coche. ¿Es eso a donde queremos llegar? Así lo parece.
El denominado “tecnocapitalismo” parece apoderarse de nuestro futuro robótico, ya que todo adelanto juega a favor de eliminar los eslabones intermedios entre proveedor y cliente. Por lo que, según parece, mejor será que añadamos en nuestro seguro de vida el riesgo de “pérdida de empleo robótica”. Habrá que tomárselo con humor.