La forma en la que decimos las cosas importa, en algunas situaciones esta llega incluso a ensombrecer el contenido de nuestro mensaje, así que pon en práctica estas tácticas para mejorar tu asertividad.
Evalúa tu propia asertividad: es el primer paso, ya que estudios demuestran que somos excesivamente pobres evaluando nuestra capacidad asertiva. Por lo general tendemos a ver al resto como poco asertivos, mientras que no hemos recapacitado en nuestra propia capacidad.
Desarrolla nuevos métodos para expresar tu opinión: hazte valer a ti mismo y explora formas distintas de comunicarte una vez que hayas entendido cómo funciona la asertividad real. Youtube o blogs online son el medio idóneo actualmente para hacerte comunicar sin una audiencia directa.
Comienza a hacerte valer en la comunicación con otras personas: comienza a dar tu opinión y a ser consecuente en tus conversaciones. Está bien que lo hagas de forma gradual para que veas cómo reaccionas ante opiniones contrarias a la tuya.
Habla claro en todo momento: cuando tenemos problemas de asertividad suele en ser en situaciones negativas con otra persona; puede que en ese momento nos veamos hablando demasiado bajo o de forma acusatoria. Usa el “yo” delante de cada frase para hacer cada juicio personal, evitará que se cree una tensión inútil y sentará las bases de una charla serena y productiva.
Practica estas habilidades de forma cotidiana, incluso enfrente del espejo y evalúate con el tiempo. Las mejoras pueden ser abrumadoras si realmente se le pone ganas y se pide consejo.