Usar protector solar no debería ser una opción exclusiva de los días de playa. Incluirlo en nuestra rutina diaria es una de las mejores decisiones para la salud de la piel a largo plazo. Este hábito no solo ayuda a prevenir quemaduras solares, sino que también es fundamental para evitar el envejecimiento prematuro, las manchas y, sobre todo, reducir el riesgo de cáncer de piel. Pero tan importante como usarlo es hacerlo de forma correcta: muchas personas lo aplican mal, en el momento inadecuado o no eligen el producto adecuado.
Corregir estos errores puede marcar una gran diferencia
Uno de los fallos más comunes en la playa es aplicar el protector solar justo antes de meterse al mar. Para que el producto funcione correctamente, debe aplicarse entre 20 y 30 minutos antes de exponerse al sol. Esto permite que la piel lo absorba de forma efectiva y lo haga resistente al agua. Además, es esencial volver a aplicarlo cada dos horas, y siempre después de nadar, sudar o secarse con la toalla. Ignorar esta rutina puede dejar tu piel expuesta sin que lo notes.
Otro error habitual es aplicar muy poca crema solar, especialmente en el rostro. Para una protección adecuada, se recomienda usar una cantidad equivalente a una cucharadita de café para cubrir toda la cara, o lo que es lo mismo, dos dedos de producto. No se trata de quedar como un «fantasma blanco», pero sí de asegurarse de cubrir todas las zonas, incluidas las más olvidadas como las orejas, el cuello o la línea del cabello. Solo así se garantiza una defensa uniforme frente a los rayos solares.
La elección del factor de protección solar también es importante y muchas veces se subestima. Algunas personas usan un FPS demasiado bajo pensando que así se broncean más rápido, sin tener en cuenta los daños que esto puede provocar. Para actividades al aire libre prolongadas o días de playa, lo ideal es usar un protector con un FPS de al menos 30. Este nivel bloquea aproximadamente el 97% de los rayos UVB. Si tienes la piel clara o sensible, o vas a estar muchas horas bajo el sol, es mejor optar por un FPS 50, que ofrece una protección superior.
Disfrutar del verano sin preocupaciones pasa por cuidar adecuadamente nuestra piel. El protector solar debe ser tu mejor aliado, no sólo para evitar quemaduras, sino para mantener una piel saludable en el tiempo. Aplicarlo bien, en la cantidad adecuada y elegir el tipo correcto puede marcar la diferencia entre un bronceado bonito y un daño irreversible.