Según un estudio recientemente publicado en la revista Journal of Consumer Research, el orgullo es uno de esos sentimientos que influyen en nuestra forma de actuar, en concreto afecta a la autodisciplina, a la fuerza de voluntad.

En ciertas ocasiones, el orgullo proporciona a la gente una especie de licencia para disfrutar de aquello que hacen, por lo que cuando este disminuye, también disminuyen el autocontrol y la autodisciplina.

Según los resultados del estudio, los participantes que no tenían una meta establecida con anterioridad, estaban conformes con lo que eran, es decir, estaban orgullosos de sí mismo y tendían más hacia el autocontrol. Sin embargo, a los participantes que ya se encontraban trabajando para alcanzar una meta determinada, el orgullo los llevaba hacia un comportamiento autodestructivo.

Por ejemplo, cuando alguien nos elogia, esto afecta a nuestra fuerza de voluntad dependiendo de nuestras metas. Esto es, si alguien nos dice que estamos más delgados y no estábamos tratando de adelgazar, tendemos a esforzarnos por mantener esa condición con hábitos saludables.

Por el contrario, si nos habíamos fijado la meta de adelgazar hace un mes, el mismo elogio puede disminuir nuestro autocontrol y hacernos pensar que como ya hemos conseguido adelgazar, ese día nos merecemos, por ejemplo, una buena hamburguesa y unas patatas fritas tamaño XL.

No obstante, esto no quiere decir que no tengamos que establecernos metas que requieran autodisciplina, simplemente hay que aprender a tener autocontrol. ¿Y cómo manejamos el orgullo en nuestro beneficio? Pues siguiendo, por ejemplo, alguna de estas cuatro estrategias:

Sé consciente de tus emociones. Reconoce cómo te sientes y cómo afecta eso a tus pensamiento y a tu comportamiento. Este es el primer paso para el autocontrol.

Recuerda que está bien sentirte orgulloso. Estar orgulloso de las cosas que consigues no es malo, lo malo es no controlar tus sentimientos.

No conviertas el orgullo en exceso de confianza. Las cosas se consiguen con esfuerzo, así que no bajes la guardia porque consigas X logros, sigue trabajando.

Haz una lista de razones por las que debes mantenerte firme. Esto te ayudará a ver más claramente por qué has de mantener la motivación para conseguir tus metas.