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Cosas que conservas en tu escritorio y sobran

Cosas que conservas en tu escritorio y sobran

“Dentro de mi desorden, hay un orden”. Si eres de los que tienen la mesa de la oficina hecha un desastre y alguna vez has pronunciado esa frase cuando alguien te lo recriminaba, este artículo es para ti. No te quitamos razón, cada uno tiene su manera de organizarse, pero seguro que más de una cosa sobra en tu escritorio y tú la mantienes ahí como si de algo útil se tratase.

Cosas que conservas en tu escritorio y sobran

Cables
Se te han enganchado ya dos o tres veces las anillas del cuaderno con el cargador de tu móvil viejo y, entre todos esos cables de la esquina, nunca logras saber de cuál tienes que tirar para rescatar los auriculares que tienes ahí “por si acaso”. Aún así, no quitas ni un solo cable de tu mesa. Ya va siendo hora de que deseches los que no usas. O al menos de que los metas en un cajón. Ordenados, que nos conocemos.

Cosas que conservas en tu escritorio y sobran

Hojas
Del año que las pidas. Literal. Hace meses que entregaste ese proyecto, ¿qué hacen ahí todavía esos croquis que hacía pasar explicarte? ¿Y los papeles llenos de dibujos de la última reunión interminable? Sobran, lo sabes y es hora de tirarlos a la papelera. O de reciclarlos, según lo sostenible y práctica que sea tu empresa y la gente de tu oficina.

Cosas que conservas en tu escritorio y sobran

Envases
Ya tienes cuatro botellas de agua: la que trajiste de casa, la que sacaste de la máquina cuando esta se te acabó y la que subiste del restaurante cuando saliste a comer. También deberían estar fuera de tu mesa, especialmente si llevan ahí más de dos días. En caso de que sea el personal de limpieza quien las quite, deberías dejar una nota de agradecimiento. La papelera que tienes bajo la mesa está para algo.

Cosas que conservas en tu escritorio y sobran

“Souvenirs”
No hablamos de los del tipo de las camisetas “Alguien que me quiere mucho…”, sino de todos aquellos cacharros que vas cogiendo por ahí como si tuvieras el síndrome de Diógenes a modo de recuerdo. Tienes 20 bolígrafos de propaganda, de los cuales sólo escriben tres, y encima no los utilizas porque no te gusta su trazo. ¡Quítalos del medio! Y esos muñequitos de los huevos sorpresa tan feos, también, fuera de ahí.

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