El próximo 25 de mayo, los focos del automovilismo clásico se centrarán en el lago de Como, Italia, donde se celebrará la subasta inaugural del Concorso d’Eleganza Villa d’Este, organizada por Broad Arrow Auctions. Entre los lotes más esperados figura una auténtica joya de la ingeniería italiana: el primer Maserati 6CM de 1936, identificado como chasis n.º 1531. Este monoplaza histórico, que marcó un antes y un después en las competiciones de la preguerra, podría alcanzar una cifra superior al millón de dólares.
Este Maserati no es simplemente una pieza antigua; es un testimonio rodante del surgimiento de Maserati como competidor serio en el automovilismo internacional. Fabricado en una era en la que la pasión por las carreras aún se escribía a mano y a toda velocidad, el 6CM fue concebido para la categoría Voiturette, una clase ligera que sirvió de antesala técnica y deportiva a la Fórmula 1.
El chasis 1531 fue el primero de los aproximadamente 33 ejemplares construidos entre 1936 y 1939, encargado directamente para Gino Rovere, entonces presidente de Maserati. No tardó en ser confiado a manos legendarias: el conde Carlo Felice Trossi, un aristócrata italiano convertido en piloto, lo pilotó en su temporada debut, obteniendo resultados notables que consolidaron el potencial de este modelo.
El debut competitivo fue en el Gran Premio del Príncipe Rainiero en Mónaco, aunque sin terminar la carrera. Sin embargo, fue en Nürburgring donde el 6CM brilló con luz propia, obteniendo la victoria en las Carreras Internacionales de 1936. Más adelante, lograría un segundo puesto en la prestigiosa Coppa Acerbo, confirmando su estatus como uno de los autos más prometedores del momento.
La historia de este coche, sin embargo, no se detuvo con los triunfos iniciales. En 1937 pasó a manos del empresario y piloto Pietro Dusio, quien lo alineó con su escudería Squadra Torino. A sus mandos, el 6CM conquistó el Circuito di Milano, una de las victorias más resonantes de su carrera. En vísperas de la Segunda Guerra Mundial, el coche fue modificado con un motor de cuatro cilindros en línea sobrealimentado de 1496 cc, reemplazando el bloque original de seis cilindros. Este cambio no le restó competitividad: en 1940, terminó octavo en la exigente Targa Florio.
Ya en la posguerra, el 6CM n.º 1531 siguió escribiendo historia. Fue adquirido por Lucy O’Reilly Schell, pionera del automovilismo femenino y dueña de escudería, quien junto a su hijo Harry Schell —futuro piloto de Fórmula 1— lo hizo competir por toda Europa. Fue también pilotado por otros nombres destacados de la época, convirtiéndose en un monoplaza polifacético y resistente a través de una década de intensas competiciones.
Desde 1949, ha cambiado de manos en al menos once ocasiones, pero ha mantenido una trayectoria activa. En los últimos 25 años ha sido protagonista en numerosos eventos de coches clásicos, y tras una restauración completa realizada en 2017, participó con éxito en el Gran Premio Histórico de Mónaco de 2022, donde se adjudicó el segundo lugar.
Según Broad Arrow, este vehículo combina dos cualidades raramente compatibles: una historia de competición documentada y una conservación excepcional. “En el mundo de los coches históricos, los coleccionistas suelen tener que elegir entre procedencia o autenticidad. Este coche ofrece ambas cosas”, señaló Yves Boitel, especialista de la casa de subastas.
El valor estimado de venta oscila entre los 951.000 y los 1,063 millones de dólares. Si se supera esta cifra, el chasis 1531 no solo revalidará su prestigio histórico, sino que marcará un nuevo hito en el mercado de vehículos de competición clásicos.
El Maserati 6CM n.º 1531 no es simplemente un coche de carreras antiguo; es un capítulo entero de la historia del automovilismo, con cicatrices de gloria en lugar de óxido, y con la elegancia artesanal de una época en la que correr era una cuestión de honor, velocidad y legado.