Nuestro carisma depende de lo que seamos capaces de hacer pensar a los demás sobre nosotros. Es decir, no podemos tener carisma si los demás no nos tienen consideración alguna. La capacidad de sorprender y el poder de atracción son los dos ingredientes básicos para que nuestro carisma suba cual soufflé y la mejor manera de que esto suceda es esforzándonos en la interacción con los demás.
Activar la empatía es el primer paso para aumentar el carisma a través de la conversación. Es cierto que a veces es complicado ser empático porque hay personas indeseables con las que no apetece serlo, pero, por lo general, siempre habrá un punto en el que sepas por dónde llevar la conversación para que tu interlocutor se sienta cómodo contigo y tú con él.
Como no podría ser de otra forma, para hallar ese punto debes escuchar atento. Una conversación positiva para tu carisma no es una en la que te dediques a contar tus cosas y oír a los demás, sino una en la que además de contar tus cosas, escuches a los demás y les hagas sentirse escuchados. Hacer referencia a lo que tus interlocutores dicen en sus intervenciones es una buena forma de hacer que los demás se sientan incluidos en la conversación y te vean como alguien interesante y no arrogante.
Y qué mejor forma de incluir a alguien que nombrándolo. Recordar los nombres de aquellos con los que hablas es un plus. A veces nos presentamos excesivamente deprisa sin tiempo para memorizar los nombres. Es importante prestar atención en las presentaciones, porque si haces referencia a lo que alguien ha dicho y le nombras, se sentirá realmente importante y escuchado. Y que una persona se sienta así, ayuda a que coja confianza contigo, lo cual es muy importante para que se sienta, en cierto modo, atraído por tu persona y por lo que cuentas.
También es importante prestar atención a nuestros gestos, pues parte de la confianza la generan ellos y para conseguir aumentar tu carisma y, por ende, la buena impresión que das a los demás, has de adoptar un lenguaje corporal positivo. Acercarte a alguien con una sonrisa, mantenerle la mirada cuando te habla y no cruzar los brazos mientras habla, son algunos detalles que pueden cambiar considerablemente su percepción sobre ti y, por tanto, favorecer tu carisma. Pero, ojo, el lenguaje corporal no debe ser lo único positivo.
Cuando entablamos conversación con alguien, especialmente si no nos conoce, es importante hablar positivamente. La gente ya tiene sus propias penas y, aunque pueda sonar egoísta, no están dispuestos a escuchar las de los demás, aún menos sin conocerlos. Por eso, si una persona solamente te escucha proferir quejas o frases negativas, lo último que pensará de ti es que eres alguien con carisma. A la gente no le sorprenden las cosas negativas, no le sorprenderás tú y tu carisma no estará haciendo efecto.
En definitiva, es importante recordar que el carisma en las conversaciones no se demuestra solamente por lo que se cuenta, sino por cómo se cuenta. Todo el mundo tiene algo que contar, de hecho, muchas personas pueden contar cosas maravillosas, pero la clave del carisma está en contarlas con naturalidad, sin querer ser el centro de atención y valorando a los demás. A alguien con carisma no le hace falta que le doren la píldora, sino que le respeten como él hace con los demás.