1. No evolucionar como profesional
Definitivamente te has estancado. No cuentan contigo para proyectos importantes, tu vida laboral es una rutina tediosa que te amarga, todos los días te parecen exactamente igual al anterior… Quizás sea el momento de dar un toque de atención a tus superiores o de volar a explorar nuevos horizontes.
2. Falta de reconocimiento a los logros
Sólo recibes una llamada telefónica de tus jefes cuando has metido la pata. Se te ha olvidado cuando fue la última vez que te dijeron “buen trabajo” o “gracias”. Es normal que te sientas desmotivado y frustrado porque todos necesitamos que se reconozcan nuestros objetivos logrados, no sólo aquello que hacemos mal.
3. Un sueldo que lleva más tiempo congelado que Walt Disney
Ves cómo la gente asciende, evoluciona, cambia de puesto… y con ello tienen subidas de sueldo. El tuyo sigue igual, se mantiene casi intacto. Y aunque la remuneración económica no es condicionante esencial que nos haga “amar” un puesto, sí es parte de nuestra motivación. Es una forma de expresar tu evolución y tu valoración dentro del negocio.
4. Falta de concordancia con la cultura empresarial
No estás de acuerdo con la política de la empresa, con la forma en la que se desenvuelve la compañía, con la responsabilidad social… Notas que no estás en tu sitio, que no estás conforme con cómo se hacen las cosas. Y eso te genera una frustración enorme…
5. No hay entendimiento con superiores y/o compañeros
Es una de las razones más comunes de desmotivación laboral. Las desavenencias con nuestros compañeros de equipo y, sobre todo, con nuestro jefe. Lo mejor para subsanar este tipo de casos, es una comunicación clara y fluida. Las cosas que se estancan jamás van a mejor…