Además de lo que somos capaces de intuir, existen una serie de indicadores que ayudan a identificar si el trabajo que estamos a gusto con nuestro trabajo.

Mantienes la ilusión
Vas a trabajar con ganas. Cuando suena el despertador no piensas “qué he hecho yo para merecer esto”, sino que consideras la nueva jornada como un nuevo reto y una oportunidad de hacer un día más lo que te gusta.

Eres altamente resolutivo
Cuando tu trabajo te gusta, si aparece un inconveniente no tardarás en resolverlo. Y si tardas, no será por falta de empeño. Lo que más te importa es sacar adelante el trabajo y te da igual sacrificarte.

No consideras el trabajo como una carga
Tienes que quedarte un par de horas más porque ha salido un trabajo de última hora y lejos de enfadarte, te pones manos a la obra y te enorgullecerás después del trabajo bien hecho.

Te comprometes más de lo necesario
Te gusta lo que haces y cuando tienes que hacer algo no lo haces bien, sino muy bien. Te gusta dejar tu trabajo bien hecho y no te importa dedicar un poco más de tiempo con tal de que quede como deseas.

El sueldo te preocupa poco
Aunque quizá te gustaría cobrar algo más, no te quejas (o no sueles quejarte) de tu sueldo. Trabajas en lo que te gusta y eso para ti eclipsa cualquier cifra. Si te ofrecen un trabajo que no te gusta pero con mejor sueldo, si de verdad estás a gusto, tenderás a rechazarlo a menos que te haga muchísima falta ese dinero.