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El superventas de Audi se renueva… para seguir siendo superventas

El Q5 es el modelo más vendido internacionalmente de la marca alemana de los cuatro aros (no lo es en España, donde el que triunfa es el Q3). La tercera generación del popular todocamino busca seguir aumentando su leyenda.

Lanzado al mercado en 2008, el Audi Q5 es, con 2,7 millones de unidades vendidas, el modelo más exitoso internacionalmente de la marca alemana (no lo es en España, donde, por puras cuestiones económicas, el que triunfa es el Q3, algo más barato). Su nueva generación, la tercera, acaba de llegar para seguir dominando el terreno del segmento D.

El Audi Q5 ha sido siempre un sólido todocamino: cómodo, práctico y agradable de conducir. Pero han pasado ya diecisiete años y había que aportar novedades para seguir alimentando la leyenda, algo que, por otra parte, tampoco es complicado: la marca está en racha con sus diseños, sacando un éxito tras otro y ahora tampoco han optado por la vía de la sorpresa, sino por mantener su característico y atractivo diseño que unifica toda su gama.

Por supuesto, su parrilla Singleframe, de gran tamaño, sigue siendo un elemento estético distintivo en sus coches y, como viendo siendo habitual en sus modelos, desde hace varios años, la tecnología de iluminación es una locura: tiene luces Matrix LED en la parte delantera, mientras que en la parte trasera dispone de una barra luminosa con “luces de comunicación”. Esto significa que los LED pueden hacer formas para comunicarse con el conductor del coche que le sigue. Por ejemplo: si te acercas demasiado, forman un triángulo, como señal de advertencia. Y hay muchos elementos aerodinámicos en forma de cortinas de aire, deflectores y revestimientos en los bajos para mejorar la eficiencia y las emisiones.

En cuanto a sus dimensiones, el Q5 ha crecido ligeramente, pero lo que importa es que su aspecto es más imponente. Muchas de las superficies se han suavizado, pero la cara y los hombros dan la sensación de que este coche es voluminoso, lo que le confiere una presencia imponente en la carretera.

Interesantes “sorpresas”

El interior es una gran actualización del antiguo Q5, pero está en línea con los interiores que incorporan modelos superiores como el A6 e-tron y el Q6 e-tron. Delante y en el centro dispone de una pantalla de 11,9 pulgadas, con una pantalla de infoentretenimiento MMI de 14,5 pulgadas a su lado. Las dos, curvadas, están centradas en el conductor, pero hay, como opción, otra pantalla de 10,9 pulgadas para el acompañante.

Los materiales son de alta calidad, con madera y materiales suaves al tacto y cuenta con una bandeja de carga inalámbrica refrigerada, puertos USB de 60W y sistema de audio Bang & Olufsen. Las zonas de almacenamiento están muy bien distribuidas y son prácticas, con grandes compartimentos en la consola central y amplios bolsillos en las puertas.

Una de sus peculiaridades estriba en que los asientos traseros van sobre raíles, por lo que se puede desplazar hacia delante y hacia atrás para priorizar el espacio para las rodillas o el maletero, según convenga. De todas formas, el espacio del maletero ya es generoso de por sí y Audi ha diseñado cuidadosamente otra sorpresa: soporte para la bandeja portaobjetos, que se sitúa bajo el suelo del maletero, para poder escamotearla a la hora de transportar equipajes grandes.

Motorizaciones

El Audi Q5 está disponible con dos motores: un TDI de 2 litros y un TFSI de 2 litros. Este último dispone de una potencia de 201 CV y 340 Nm, que, como gran novedad, cuenta ahora con un completo sistema mild-hybrid que incorpora una batería LFP de 1,7 kWh y un motor generador de arranque. Este sistema añade 24 CV y 230 Nm cuando es necesario, pero lo fundamental es que permite al coche arrancar y rodar en modo eléctrico mientras aparcas el coche o maniobras a baja velocidad.

Es bastante sorprendente la primera vez, porque uno espera que un coche con motor de combustión interna se ponga en marcha como lo hace habitualmente, pero éste permanece en un silencio sepulcral, como un 10% eléctrico. El sistema también apaga el motor en marcha por inercia o a velocidad de crucero. De hecho, se puede mantener la velocidad sin el motor, incluso en pendientes ligeras, utilizando únicamente el motor eléctrico. Pero si se le exige más, el motor se enciende, aunque el cambio es absolutamente imperceptible. El sistema también regenera energía hasta 25 kW y lo hace utilizando el sistema de frenado. Y, sin ser un deportivo, su aceleración es más que aceptable: de 0 a 100 km/h en poco más de 7 segundos.

La prueba de conducción la pudimos realizar en una de las carreteras más divertidas de conducir de toda España, la que une la localidad valenciana de Gátova con la castellonense de Segorbe, subiendo y bajando el puerto de Chirivilla. Y la sensación general al conducir el Q5 por esa reviradísima carretera es que es cómodo y refinado, además de transmitir una sensación general de estabilidad y seguridad. Se podían tomar las curvas del coche con una respuesta impresionante y gran facilidad, pese a que el Q5, en su forma estándar, no es un deportivo. Pero hay una opción más deportiva… el SQ5 Sportback, con motor V6 TFSI, que ofrece 365 CV y 550 Nm, que acelera de 0 a 100 km/h en 4,5 segundos. El V6 tiene un empuje fuerte y contundente y un comportamiento mejorado: la suspensión tiene un tarado más deportivo, la dirección es más afilada y el conjunto sigue resultando (¡es un Audi!) muy confortable.