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Hay mucho que aprender de un empleado joven y sin experiencia


Recuperar la ilusión perdida
Cuando empezamos en una nueva empresa tenemos una gran ilusión por dar lo mejor de nosotros mismos. Esa ilusión se diluye con el tiempo y entramos en una vorágine rutinaria que nos absorbe. Cuando llega alguien joven y con ese aire fresco… debemos empaparnos de su vitalidad.

Las ganas de aprender cosas nuevas, nuevos procedimientos
Si llevas mucho tiempo en la misma empresa, sabrás que el modo de hacer las cosas suele convertirse en una total mecánica diaria. De la gente joven puedes aprender a innovar, a arriesgar, a salir de lo establecido. A volver a reinventarte.

Escuchar nuevas propuestas y no obcecarse
Cuando llega un becario, un chico joven a la empresa, siempre está atento, escuchando todo lo que tienen que decirle y abierto a nuevas propuestas e ideas. Eso es fundamental no sólo al principio, si no durante toda nuestra vida laboral. Es imprescindible que te llenes de esa capacidad receptiva que tiene la gente joven.

Abrirse a las nuevas tecnologías
Parece un mundo enorme, complicado, hecho solo para gente de esta generación. Pero nada más lejos de la realidad. Las nuevas tecnologías nos hacen la vida muchísimo más sencilla y no es tan complicado aprender (sobre todo si se tienen ganas). Es el momento de aprender, de dejarse enseñar por los más jóvenes.

Las ansias de ser el mejor
Todos queremos ser el mejor en nuestro campo, en nuestro “hábitat” laboral cuando empezamos. Con el paso del tiempo… nos conformamos. Lucha por ser cada día el mejor, por crecer, por destacar.