Con la llegada de las plataformas de streaming ya hace unos años, el mundo de las series de televisión revolucionó la industria cinematográfica. Ver series se ha convertido en un ritual moderno de desconexión y entretenimiento doméstico, el seguimiento de tramas divididas en múltiples episodios y temporadas ha propiciado el nacimiento de los cinéfilos, llevando el mundo de las series (a veces mucho más que el de las películas) al Olimpo de los dioses de la industria. Si antes eran las cadenas generalistas las que tenían el monopolio de los títulos y proyectos internacionales para emitir, en los últimos años son Netflix, Prime, HBO, Disney+, Sky y Paramount+ las que intentan atraer al público, con proyectos procedentes de América, Asia y Europa. Y, en este reto competitivo, también aumenta la inversión de dinero en series de televisión.
Atrás quedaron los días en los que una serie se rodaba en un plató con tres cámaras y un par de decorados reciclados. Hoy, las grandes producciones televisivas se graban en cinco países, con efectos visuales dignos de Hollywood, repartos estelares y presupuestos que rivalizan con los del cine más taquillero. La batalla por captar la atención del espectador —ese bien cada vez más escaso— ha elevado el coste por episodio a cifras astronómicas.
Estas son las 5 series más caras de la historia, donde cada minuto en pantalla costó millones… y no siempre garantizó el éxito.
The Lord of the Rings: The Rings of Power ; 465 millones de dólares (1ª temporada)
Amazon quería su Game of Thrones, y fue más allá. Con una inversión de 465 millones de dólares solo en la primera temporada, The Rings of Power se convirtió en la serie más cara jamás producida. La cifra incluye los 250 millones de dólares que costaron los derechos del universo de Tolkien, además de rodajes en Nueva Zelanda, efectos especiales masivos y un diseño de producción que compite con cualquier película de fantasía.
¿El resultado? Visualmente impresionante, pero con críticas divididas. Aunque no fue un fracaso, tampoco fue el fenómeno cultural que Amazon esperaba. Aun así, la compañía sigue comprometida con varias temporadas más, lo que podría convertirla en la serie más cara de todos los tiempos… por mucho.
Citadel ; +250 millones de dólares (1ª temporada)
Citadel fue la gran apuesta internacional de Amazon Studios y los hermanos Russo (Avengers: Endgame). Se concibió como una serie global con spin-offs en India, Italia y otros países. Pero el proyecto se complicó desde el inicio: cambios de showrunner, regrabaciones y retrasos dispararon los costos.
Al final, más de 250 millones de dólares se invirtieron en una primera temporada que recibió críticas mixtas y no terminó de despegar en audiencia. Un ejemplo perfecto de cómo un presupuesto enorme no siempre garantiza una historia sólida.
Stranger Things (Temporada 4); 30 millones por episodio
La cuarta temporada de Stranger Things elevó todo: el drama, el terror… y el presupuesto. Con 30 millones de dólares por episodio, es la serie más costosa en la historia de Netflix.
¿Valió la pena? Absolutamente. Fue un fenómeno global, dominó las redes sociales y mantuvo a la audiencia atrapada capítulo tras capítulo. El dúo de los hermanos Duffer supo capitalizar la nostalgia, el crecimiento de sus personajes y un nuevo villano icónico (Vecna) para justificar cada dólar invertido.
The Crown; 130 millones de dólares (Temporada 1)
Netflix no escatimó en gastos para retratar la vida de la Reina Isabel II. Desde vestidos diseñados a medida hasta rodajes en palacios reales, la primera temporada de The Crown costó cerca de 130 millones de dólares, unos 13 millones por episodio.
La inversión rindió frutos: críticas excelentes, múltiples premios Emmy y una imagen de marca de calidad que aún acompaña a Netflix. Cada temporada ha renovado el elenco para reflejar el paso del tiempo, manteniendo siempre un estándar de producción altísimo.
Game of Thrones; hasta 15 millones por episodio (Temporada final)
Game of Thrones fue, durante años, el estandarte de las series de calidad y producción masiva. En sus inicios, los episodios costaban 6 millones, pero para la temporada final se alcanzaron los 15 millones por capítulo.
Batallas colosales, dragones renderizados con un realismo impactante y escenarios épicos cimentaron su estatus de fenómeno mundial. Aunque su final dividió a los fans, nadie discute su impacto cultural y su papel clave en llevar la televisión a un nuevo nivel de ambición.
Entre éxitos y fracasos millonarios
En esta era de “streaming wars”, el presupuesto de una serie ya no es solo una cuestión técnica: es parte del marketing, del prestigio y de la identidad de la plataforma que la lanza. Es una declaración de intenciones.
Pero como hemos visto, gastar millones no siempre asegura un clásico. La clave sigue siendo la misma de siempre: una gran historia bien contada. Y si viene con efectos especiales de película, mejor. Pero si no hay alma… ni todos los millones del mundo podrán salvarla.
