1. Ten sobre la mesa información suficiente porque es vital para comenzar a decidir qué quieres hacer: qué salidas profesionales tiene esa carrera, qué asignaturas se imparten, qué universidad es la mejor para cursarla, qué nota se pide en cada una para acceder… Una vez tengas todo eso resuelto, comienza a pensar.
2. ¿Cuáles son tus puntos fuertes? ¿Tienes vocación? Si sabes responder a éstas preguntas tienes muchísimo camino recorrido. Normalmente las personas que tienen vocación apuestan por llevarla a cabo hasta el final. Pero también puedes buscar e identificar todo aquello que se te da mejor y explotarlo.
3. Si conoces a alguien que esté cursando la carrera pensada en la universidad elegida… charla con él o ella. Te puede dar claves “desde el terreno” que de otra forma no tendrías de ninguna manera.
4. Busca apoyo en tus padres, pero no les dejes elegir por ti. La decisión que debes tomar es tuya y sólo tuya. Eres mayor de edad y estás comenzando a labrarte tu futuro, así que ten siempre en cuenta sus opiniones, escúchalos y apóyate en ellos, pero no dejes que sean determinantes a la hora de decantarte. Puedes arrepentirte.
5. Qué prefieres: ¿disfrutar o tener un buen sueldo? Si la remuneración de una determinada profesión es alta, es sólo un punto positivo más, pero no el único ni el determinante a la hora de elegir, ¿no? Ya sabes: “El que elige un trabajo que le gusta no trabaja ni un solo día de su vida”.