Suena el despertador y no dejas de retrasar la alarma… pensar en el trabajo se te hace cuesta arriba y tu mente comienza a pensar una excusa. Pero hay excusas y excusas. Sigue leyendo.
Un ejemplo claro: el del directivo que le contó a Career Builder ue no podía ir a trabajar porque su “uniforme había ardido tras ponerlo a secar en el microondas”.El pasado año el 28% de los trabajadores estadounidenses faltaron al trabajo por enfermedad aunque no les pasaba nada. Y eso es lo que refleja una encuesta realizada por ésta web entre más de 3.000 trabajadores, 2.200 directivos encargados de contrataciones y profesionales de recursos humanos.
En la página de preguntas y respuestas Quorauna persona cuenta que no le apetecía ir a trabajar a un encuentro que tenía su empresa a las 8 de la mañana de un sábado. “No quería ir, pero era obligatorio. Cuando llegó el sábado por la mañana me apetecía todavía menos, porque la noche anterior me había ido a dormir muy tarde después de estar de fiesta“, decía. “Luego pensé: la excusa mágica. Hay dos hoteles con nombres parecidos en el centro de San Francisco: el Sir Francis Drake y el St Francis. Y mi jefe, que no pone mucha atención en los detalles, se los había confundido un par de veces al hablar del evento… Así que volví a la cama, y el lunes dije que había ido al St Francis y allí nadie sabía nada de una sala reservada para mi empresa. ¡Se lo creyeron totalmente!”.
Pero muchos creen que la mejor excusa es no tener excusa. Hay que ser sincero. “Si sientes la necesidad de mentir, no lo hagas. Di, simplemente, que necesitas un día libre o que te lo tomas por razones personales”. “Y pide disculpas a las personas que más va a perjudicar tu ausencia”, concluyó.