1. Luz natural durante todo el día (o al menos, en la mañana). No es lo mismo trabajar a la luz de unos halógenos y un puñado de flexos de mesa que hacerlo con el sol entrando por la ventana. La luz natural favorece el optimismo, la vitalidad y la productividad de los empleados.
2. Asientos ergonómicos que cuiden de nuestra espalda. Está muy bien querer tener nuestra oficina con sillas de diseño de los últimos modelos… pero, ¿son buenas para nuestra espalda? Vamos a pasar alrededor de 8 horas diarias ahí, así que más vale elegir los mejores modelos. Es toda una inversión.
3. Decoración sencilla, que no sea cargante. Elementos que no distraigan la atención de los empleados o las personas que pasen por allí. Además es bueno que los empleados pongan su propia decoración (sin excederse, porque no es el salón de su casa) en su despacho o mesa. Eso les hará sentirse más cómodos en su puesto de trabajo. Las plantas también favorecen a una oficina, pero en su justa medida (como todo). Deja “Jurassic Park” para la película.
4. Aislada por completo de ruidos externos, porque pocas cosas irritan y bajan la productividad más que el ruido del tráfico, gritos, gente… Los cristales deben ser especiales, aislantes del ruido.
5. Colores suaves y claros tanto en las paredes como en el mobiliario. Elegir unos colores pastel, verde claro, blanco… es la clave para una oficina serena, tranquila y perfecta para el trabajo.