Cuenta Rodrigo Cortés que cuando veraneaba de niño en el pueblo de sus tíos, Samper de Calanda, en Teruel, aprendió a cazar moscas. Y que por cada una que apresaba le daban una peseta. “Después descubrí que si las mareaba las podía cazar varias veces”. El truco se le ocurrió por una razón: quería unas gafas de buceo para bañarse en la piscina municipal. Y como las moscas a peseta no eran suficientes, aprendió a coser taloneras de zapatos para una fábrica local, también a peseta la pieza. Y comprarse las gafas le hizo feliz.
La anécdota, relatada por este ourensano de 50 años y criado en Salamanca, tal vez fuera un anticipo del ingenio que le ha acompañado en el desempeño de sus distintas facetas creativas. Por poner en contexto: Cortés no es sólo lo que reza su descripción en Instagram: “He hecho una película dentro de una caja y cinco fuera. He escrito seis libros (el último, Cuentos telúricos)”. Lo que él hace va más allá. También es artífice de algunos hitos inusuales en nuestra cinematografía: desde sus primeros y precoces pasos en el mundo del cortometraje –15 días (2000), que ha sido uno de los más premiados– hasta su salto a Hollywood, Rodrigo ha demostrado una visión artística singular con películas como Buried, protagonizada por Ryan Reynolds; Luces rojas, con Sigourney Weaver, Cillian Murphy o Robert De Niro, hasta la más reciente, Escape, producida por Martin Scorsese, que ha recibido las bendiciones tanto de la crítica como del público. A eso hay que añadir un notable éxito en su faceta literaria con títulos como A las 3 son las 2, Sí importa el modo en que un hombre se hunde, Dormir es de patos, Verbolario o Los años extraordinarios, todos ellos publicados por Random House y, desde hace años forma parte del selecto elenco de Todopoderosos, el podcast cultural que reúne a nuestro protagonista junto a Juan Gómez-Jurado, Javier Cansado y Arturo González-Campos o su colaboración con Aquí no hay dragones.
Y próximamente, además, tiene prevista la publicación de un libro muy especial que le tiene entusiasmado: La piedra blanda, fruto de una colaboración a cuatro manos con el artista Tomás Hijo y que se compone de un centenar de ilustraciones hechas una a una con la técnica del linograbado. Razones de sobra para reflexionar sobre el proceso creativo y la condición humana.
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