1. Recuérdate por qué luchas. Todos tenemos una meta, por muy despreocupados que parezcamos, algo nos mueve y no debemos perder esa guía. Ya puede ser un ascenso de trabajo o conseguir un nuevo coche.
2. Valora lo que tienes. Mira alrededor, ¿te parece poco? Es posible que no le estés dando el valor que tienes. Evita caer en el proverbio “mal de muchos, consuelo de tontos”, pero sopesa lo negativo de etapas anteriores con las victorias actuales. ¿Olvidaste aquello que te hizo tan feliz, cierto?
3. Evita caer en una actitud dramática. La maldad y la desdicha existen, para todos, pero en nosotros está evitarlas y no seguir anclados en una actitud negativa. Esta puede ser probablemente la mayor causa de la pérdida de nuestra ilusión, ¡reavívela!
4. Rodéate de gente positiva y con metas. La felicidad y el “buenrollismo” es algo realmente contagioso, así que arrímate a personas que ven la vida con la ilusión que quizás hayas perdido –temporalmente-.
5. Dedícate tiempo a hacer cosas que te gusten. No todo serán trabajos desagradecidos, también debes combinarlos con cosas que te llenan y que te hagan olvidar ese hastío interior del que quieres librarte. Un descanso o parón –a muy diversos niveles- es la mejor terapia personal.
6. Confía en tu capacidad. La ilusión es un sentimiento que es fácilmente recuperable. Si crees que la has perdido, es porque no has sabido fichar nuevos logros. Los éxitos personales o laborales y la ilusión van de la mano. Esfuérzate en pensar qué deseas realmente.