1. Haz un poco de ejercicio antes de entrar a trabajar. Es buenísimo para liberar endorfinas e ir mucho más feliz y motivado a tu empleo.
2. Date un descanso cuando lo veas realmente necesario. Hay veces que no podemos dar más de sí por mucho que nos empeñemos. Si ha llegado ese momento, tómate unos días de descanso, haz un pequeño viaje, desconecta y relájate. Notarás la diferencia a la vuelta.
3. Busca un punto de apoyo fiel en algún compañero. Es importante tener amigos en el trabajo, ya que te hace ir mucho más contento y motivado. Siempre hay alguien con quien congenias más que con el resto. Apóyate en esa persona en los días bajos.
4. Propón a tus jefes nuevos retos a los que te gustaría enfrentarte. Si estás estancado como profesional sólo tienes que buscar nuevos puntos de mira donde enfocarte y dirigir toda tu motivación e ilusión.
5. Mira las cosas desde el cristal de la positividad, ya que hay mucha gente que no tiene la suerte de tener un trabajo, o de trabajar en lo que le gusta. Recuérdalo siempre y valora lo que tienes.
6. Recuerda también porqué elegiste tu profesión, qué era lo que te motivaba a desempeñarla en ese momento. Puedes hacer una pequeña lista y tenerla siempre a la vista, para que jamás pierdas el norte y las ganas.
7. Huye de compañeros y jefes tóxicos, porque pueden estropear hasta el mejor de tus días. Intenta evitarlos y rodearte de personas que te transmitan energía, ganas y positivismo.
8. Muéstrate proactivo, no te conformes con estar de brazos cruzados y no te permitas aburrirte.
9. Si es cuestión de dinero… atrévete y pide un aumento. Quizás estás desmotivado porque ves que tu sueldo lleva demasiado tiempo congelado, o que no se reconocen económicamente tus avances o logros. Es el momento de cambiarlo.
10. Destaca tú mismo tus logros si no lo hacen tus jefes. Sentirse poco valorado es una de las peores cosas que pueden pasarnos en nuestro trabajo.