El pasado 16 de julio se celebró el estreno mundial de la nueva familia Audi A5, que representa el inicio de la nueva generación de motores de combustión del fabricante alemán. Ese día concluyeron oficialmente treinta años de historia de cinco generaciones del A4, uno de sus mayores éxitos de ventas, lanzado en 1994, convertido desde ese momento en el A5 y el A5 Avant –también disponibles un S5 y un S5 Avant con motor de seis cilindros–. El cambio de nomenclatura tiene una explicación: los modelos puramente eléctricos como el Q4 e-tron o el próximo A6 e-tron reciben los números pares, mientras que los motores de combustión reciben los impares, aunque dos modelos que ya existían como A5, el A5 Coupé y el A5 Sportback, desaparecen sin reemplazo. Y los nuevos A5 y A5 Avant serán, probablemente, el último lanzamiento propulsado por combustión en el segmento D de la marca de los cuatro aros.
Nuevas dimensiones y equipamiento de serie
Pero para que el lanzamiento de la nueva familia no se quede en una mera formalidad enmascarada con un simple cambio de nombre, los coches también han crecido significativamente para que de el salto del “cuatro” al “cinco” signifique, realmente algo más. Los A5 y el A5 Avant son 67 milímetros más largos que antes hasta alcanzar los 4.829 mm y la distancia entre ejes, por su parte, ha crecido aún más, hasta los 80 mm para llegar a los 2.900 mm. A lo ancho, el coche también crece 13 mm: parece insignificante, pero se nota. La ampliación de todos estos parámetros redunda tanto en un mayor confort de marcha como en un crecimiento del espacio interior. Además, las nuevas dimensiones remarcan el dinamismo el carácter prémium del coche, especialmente evidente en la vista lateral gracias al alargado capó.
No es el único salto hacia delante: el equipamiento de serie del nuevo A5 también aumenta, tales como el sistema de asistencia de velocidad adaptativo, el climatizador automático de confort de tres zonas, los asientos calefactables delanteros, la apertura y cierre eléctrico del maletero o la carga inalámbrica para el teléfono móvil.
Los elementos opcionales permiten adaptar el vehículo a las preferencias individuales. Entre ellos se incluyen, por ejemplo, la pantalla de 10,9 pulgadas para el acompañante (la misma con que cuenta el Q6 e-tron) el sistema de audio Bang & Olufsen 3D con altavoces integrados en los reposacabezas, el techo panorámico de cristal con opacidad regulable (que abarca casi por completo el habitáculo), o los grupos ópticos traseros OLED digitales, que conforman la llamada “luz de comunicación”, que es capaz de advertir a otros usuarios de la carretera con antelación de accidentes y averías.
Por carreteras vallisoletanas
Las prestaciones del nuevo Audi A5 han subido también de categoría. De hecho, más que compararle con el A4 previo habría que hacerlo con un coche de categoría superior, como el Q6 e-tron. Esto se debe, principalmente, a la nueva plataforma PPC (por sus siglas en inglés): son muchas las aportaciones de esta arquitectura, destacando la nueva dirección progresiva optimizada que resulta más precisa y sin esfuerzo; la vectorización dinámica del par de frenado, que actúa sobre los frenos para mejorar la agilidad en curva; o el nuevo sistema integrado de regulación de frenado iBS para un tacto de pedal más preciso. Además, Audi ha aplicado una mayor diferenciación entre los modos de conducción del Audi drive select –y se nota–, y las suspensiones se han optimizado con nuevos cojinetes más rígidos y nuevoss estabilizadores en el eje delantero. El resultado es un coche que, al menos con la suspensión deportiva de serie de la línea S –con amortiguación ligeramente más firme y altura libre al suelo rebajada–, que es como lo condujimos por las carreteras de la campiña del Pisuerga y Tierra de Campos, entre Valladolid, Ampudia y el monasterio cisterciense de Santa María de Valbuena, se siente mucho más ágil que el anterior Audi A4.
La mayor batalla permite que el puesto de conducción sea aún más cómodo, pudiendo conducirse con las piernas más extendidas y en una posición más baja, lo que permite disfrutar de unas sensaciones de conducción mucho más dinámicas y deportivas. Estamos hablando de un coche de alta gama, así que ni que decir tiene que la fuerza motriz que recibimos, por ejemplo, al salir de curvas cerradas es impresionante.