Su irresistible botella, inspirada en un decantador antiguo, es una excelente carta de presentación y toda una declaración de intenciones, ya que se trata de una ginebra cuidada al máximo, tanto en su forma como en su fondo, que supone un soplo de aire fresco en el mercado, sin olvidarse ni por un solo instante de la tradición.
Su fórmula se consigue a raíz de enebros recogidos y seleccionados a mano en Teruel, dos tipos de naranjas de Valencia, limones sevillanos, tres variedades de pomelos, mandarina, lima y Kumquat chino. Todo ello destilado con agua y no con alcohol, que da como resultado un mundo de delicados matices que, ya puestos, alcanzan la perfección al combinarse con la tónica Le Tribute (de la que ya hablaremos…).