En 1850 el reconocido fotógrafo sueco Oscar Rejlander decidió sacarse una fotografía a sí mismo. Con el tiempo, la instantánea, junto a otras 70 imágenes que formaban parte del álbum de retratos de Rejlander, fue destinada a una casa de subastas de Reino Unido. Es aquí donde se vio la oportunidad de hacer de algo que, a simple vista era un retrato más, toda una pieza de museo.
El que ha sido su propietario hasta el momento no fue consciente del valor que tenía esta obra del reconocido fotógrafo. De hecho, no sabía que sería considerado el primer selfie del mundo de que se tiene constancia. Cuando se inició la subasta pensaron que el precio real estaba muy por debajo del que, finalmente, se vendió. ¿Cuál fue su sorpresa entonces? Según un experto, el valor de este “retrato” era más de la que se habían imaginado.
En un principio, la fotografía iba a ser vendida por 125 euros. Al final, tras la peritación de un experto, la obra pionero de la fotografía artística ha conseguido ser vendida por 88.000 euros. Su nuevo propietario se puede sentir orgulloso y puede presumir de tener en sus manos el primer selfie del mundo realizado en 1850. Años después el arte de Oscar Rejlander y la técnica utilizada en sus retratos reafirman el potencial y el carisma del que fue, años atrás, todo un pionero y sigue haciéndose notar en la actualidad.