En gran parte, la suela roja que adorna la pisada de sus creaciones ha sido una de las causas por las que su fama se ha propagado como la pólvora. Una idea que se trató de patentar pero que algunos trasladaron a sus propias colecciones, ocasionando a la marca más de un quebradero de cabeza que no podrá evitar.
¿Cómo una idea tal que evadir el negro de la suela ha podido generar tanto? Los litigios a los que ha tenido que enfrentarse la marca son sólo una muestra de que en realidad no es una cuestión baladí. Muchos vieron con buenos ojos esta incorporación y quisieron añadirla a sus colecciones, algo que desde la compañía se ha intentado evitar a todo precio, realizando exhaustivas campañas de detección de falsificaciones. Además, hace un par de años denunció a Yves Saint Laurent por teñir de rojo algunos de sus modelos. Pero no tuvo éxito. Tampoco lo tuvo contra la cabeza del imperio de Amancio Ortega, Zara. El halo de exclusividad que busca en sus tacones sin embargo se mantiene intacto y la suela roja es la marca de la casa que mueve cielo y tierra. Princesas, actrices y cantantes calzan sus creaciones. Angelina Jolie, Victoria Beckham o Beyoncé son sólo algunas de ellas.
Incluso las hay que, deseosas de poseerlos juegan al aparentar pintándose la pisada de unos stilettos. Una moda que se impuso y que aumentó las ventas de pintura roja entre aquellas que no se pueden permitir comprar un par de zapatos de Louboutin. La historia de la chica de 24 años que puso de moda este Do It Yourself, Claire Stevenson, es ya carne de web: al no poderse permitir comprar unos originales, se hizo con unos tacones negros de 20 libras y el resto ya se puede imaginar. En la boda de su prima todo el mundo alabó sus zapatos sin que ella confesase su afición a las manualidades.
850.000 pares de pares fabricados al año tienen que decir algo. Las más de cuarenta tiendas que el diseñador posee en distintas partes del mundo son una pequeña muestra de la extensión del sueño de la suela roja, esos taconazos imposibles sobre los que él mismo ha dicho: “Si no puedes caminar sobre ellos, simplemente no los lleves”. Quizá sólo sea un cebo para que te seques las lágrimas y te vuelvas a poner de pie para lucir este sofisticado pero doloroso diseño. Entre los doce y los dieciséis centímetros (baremo en el que se mueven las alturas de estos ejemplares) y la gravedad queda todo dicho.
Todo empezó cuando Christian Louboutin se encontraba diseñando unos zapatos pero notaba que les faltaba fuerza, había algo que no terminaba de convencerle. Su asistente se pasaba el día pintándose las uñas de esmalte rojo y en un arrebato cogió el pintauñas y untó la suela de las alzas con él. Así nació una leyenda que se ha convertido en todo un distintivo de una marca.
HELENA VICENTE de On The Record