1. Plantéate el primer día con optimismo y vitalidad
No pienses lo malo que va a ser el primer día de vuelta a la oficina: hay gente que sigue de vacaciones, tienes mil emails en la bandeja de entrada… deja el agobio y el pesimismo a un lado y afronta el primer día con ganas, porque amargarte y lamentarte de lo rápido que han pasado las vacaciones no va a devolvértelas. ¡Piensa en positivo y valora lo mucho que has disfrutado! Hay muchas personas que no pueden hacerlo.
2. Haz cosas que te gusten después del trabajo
El día no empieza y acaba en el trabajo, hay vida más allá de las puertas de la oficina. Busca planes con los que distraerte y pasar tus horas libres: quedar a tomar algo al salir del trabajo, hacer ejercicio, ir a la piscina o la playa en el fin de semana… el verano aún sigue entre nosotros, y hay que disfrutarlo.
3. Márcate nuevos retos y metas para este “nuevo curso”
Cuando volvemos de las vacaciones de verano muchas veces sentimos como cuando éramos niños y comenzaba un nuevo curso. Plantéatelo así, piensa en todas las cosas buenas que están por venir y visualiza los objetivos a corto y medio plazo que quieres conseguir. Esto te mantendrá motivado y con ganas.
4. Queda con tus amigos y compañeros para compartir vuestras vacaciones
Compartir tus vacaciones con amigos y compañeros de trabajo te hará distraerte un rato y recordar lo bien que te lo has pasado estas semanas. Pero olvídate de que te entre la “morriña”, y daros un poquito de envidia los unos a los otros.
5. Retoma (poco a poco) la rutina
No es necesario volver a tu rutina al 100% desde el primer día. Poco a poco ve amoldando de nuevo tus horarios, adelantando tu hora de acostarte… También procura (si puedes, claro) no tener demasiada carga laboral durante los primeros días, o cosas de demasiada relevancia.