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Esencia del ser

Lo esencial es invisible a los ojos. Puede que la mítica frase de El Principito cobre todo su sentido al analizar la perspectiva del tiempo. Los clásicos bien armados devienen en esenciales de culto. Un ejemplo es Esencia de Loewe, aquella fragancia masculina aromática-oriental creada en 1987 (la segunda masculina de la firma) que ha sido capaz de quitarse la capa de polvo para mantenerse como símbolo universal y eterno de masculinidad. Pero los tiempos cambian, y fluir con ellos es fundamental para la supervivencia.

La nueva Esencia se viste de negro mate (un guiño al lujo por la dificultad que entraña teñir los frascos) y la nueva receta aromática introduce unos pequeños cambios: una pizca de pimienta roja, un puñado de pimiento verde, albahaca, estragón y un buen anclaje amaderado con cedro, sándalo y vetiver. Eso sí, el carácter irreverente de la lavanda se mantiene. Genio y figura.