Los Juegos Olímpicos de París han marcado un punto de inflexión para la natación artística española, que, después de más de diez años de altibajos, ha vuelto a brillar en el escenario mundial. En el Centro Acuático de Saint Denis, tres entrenadoras españolas lograron llevar a sus equipos al podio. En la cúspide, China se alzó con su primer oro olímpico, guiada por Anna Tarrés, la pionera que revolucionó este deporte en España. En la segunda posición, Estados Unidos, dirigido por Andrea Fuentes, consiguió su primera medalla en dos décadas. Y en el tercer lugar, España, lideradas por Mayuko Fujiki, conquistó el bronce.
Andrea Fuentes, emocionada, proclamó a Anna Tarrés como “la mejor entrenadora del mundo” al reencontrarse con ella, cerrando así una década de distanciamiento desde su polémico despido en 2012. La ausencia de Rusia, que fue sancionada, abrió la puerta para que España, a pesar de una penalización en la rutina de saltos, lograra un total de 900 puntos, por detrás de China y Estados Unidos.
El éxito español, al ritmo de Eminem, fue posible, en parte, gracias a la estrategia de Mayu Fujiki, quien asumió la dirección del equipo tras la retirada de Ona Carbonell. Fujiki, quien arriesgó al máximo en las rutinas técnicas, llevó a España de nuevo al podio, dejando a su país natal, Japón, en la quinta posición.
Blanca Toledano, una de las jóvenes del equipo, expresó su alegría al vivir su sueño olímpico. “¡Ahora lo estoy viviendo yo!”. Por otro lado, Iris Tió celebró el impacto global de la sincro española, destacando su presencia en los mejores equipos del mundo. Por su parte, Anna Tarrés, emocionada, se mostró orgullosa de ver a Andrea Fuentes seguir sus pasos y continuar pidiendo su consejo. “Un oro olímpico es un logro único”, concluyó Tarrés, orgullosa del legado que ha dejado en la natación artística.