Ya hablan de él como uno de los mejores festivales de vela de Europa, y no faltan razones si nos paramos a observar su capacidad para convocar a lo más granado de la escena náutica nacional e internacional; Didac Costa, Gabi Pérez, Santiago Lange, Abby Ehler, Eric Bellon son tan solo algunos de los nombres que desfilaron por el certamen.

Dentro de las numerosas actividades que ofrecía el festival destacamos la exquisita y variada selección de documentales que, bajo diversos ángulos, nos acercan al mar desde la poesía, la competición, la aventura o la perspectiva de género. Títulos como “Maiden”, emocionante historia que narra la historia de Tracy Edwards y la primera tripulación 100% femenina que participó en la Withbread, o “Manry at sea”, la deliciosamente contada historia de Robert Manry, periodista que en 1966, sacó su pequeño Tinkerbelle de trece pies de su garaje y se dispuso a cruzar el Atlántico, hicieron las delicias de un auditorio tan lleno como entregado. Inspirador también es el proyecto y documental “Comme un seul homme“ de Eric Beillon; un canto a la superación, a la consecución de un sueño, además de un alegato a superar las barreras y favorecer la inclusión.

Sin embargo fue el tesón de Jean-Luc Van den Heede, veterano marinero Francés, el que más emocionó a un abarrotado auditorio. Y no es para menos; imaginarlo circunnavegando el globo en solitario, con 73 primaveras a la espalda y hacerlo además, contando tan solo con un sextante es una proeza difícil de imaginar.

¿Qué te empuja a lanzarte a este tipo de aventuras?

Siempre fue un sueño para mí. Siempre admiré a los grandes regatistas y cuando me enteré que Don-Mcintyre organizaba de nuevo la Golden Globe Race, me dije, es cierto que soy un poco viejo ¿pero por qué no intentarlo? Poco después ya estaba buscando sponsor, y tras un duro trabajo, todo se fue encadenando y pronto me vi en la mar. Es cierto que nací lejos del mar, pero mi abuelo era de una ciudad costera y siempre me animó a practicar. Al ver mi afición, en seguida me empezaron a regalar muchos libros de vela, y tras leerlos infinidad de veces pensé, ¿No sería una maravilla navegar y conocer otros pueblos?

En tu última travesía viviste un terrible temporal, tus aparejos se dañaron, y tu mástil sufrió graves desperfectos. ¿Cómo fue la reparación?

El problema es que con la tormenta el barco escoró demasiado; el viento era muy fuerte y una de las piezas del palo mayor se desgarró. Tuve que utilizar cabos para amarrarlo a la botavara y probar si de esa forma podía resistir. Es cierto que no tenía miedo, pero sí pensé que en esas circunstancias no iba a poder continuar con la regata con seguridad, y que sin remedio, iba a tener que abandonar y dirigirme a Chile. Luego pensé “quizá pueda ir acercándome al cabo de Hornos y ver cómo va aguantando”. Luego dije “esto funciona, vamos a Argentina”, y poco a poco vi que mis arreglos funcionaban mejor de lo que creía.

Afortunadamente aun le llevaba 2.000 millas de diferencia al segundo competidor, así que a pesar de los daños le fue imposible pasarme y conseguí hacerme con el título.

Cuándo tuviste este accidente llamaste a tu mujer vía satélite, a pesar de la posible penalización. ¿Qué te impulsó a hacerlo?

Sí, estaba preocupado que ella conociese la noticia de la rotura de mi palo por la radio. No quería alarmarla, así que decidí ponerme en contacto con ella, el resultado es que me penalizaron con una multa de 18 horas.

Después de tanto record y tanto trofeo. ¿Tienes algún nuevo objetivo?

No, la verdad no. Ya soy demasiado viejo. Y desde que volví de la regata no me dejan ni un minuto. Tengo una agenda apretadísima, así que por ahora mi destino está en tierra.

Como maestro que fuiste ¿Las matemáticas te han ayudado?

Sí, la verdad, al no poder utilizar GPS y trabajar con el sextante como único método de orientación, tener una mente preparada siempre propicia una gran ventaja competitiva. Pero además de las matemáticas, una de mis mayores virtudes es el optimismo, siempre creí que para cada problema hay una solución, yo trato de dejar que las cosas vengan como vienen y a continuación busco la solución más óptima.

¿Qué consejo le daría a una persona que se embarca en una travesía así?

Creer que vas a llegar. Todo el tiempo el barco es más fuerte que las personas que están dentro de él. Pensar que es posible, como en la película de Eric Bellon, si lo piensas todo el posible. Además he de decir que tan importante como la travesía es prepararse bien, si llegué el primero en esta regata es porque era el mejor preparado. Cambiar todo, verificar, estudiar y también intentar anticiparse a lo que pueda ocurrir es un arma indispensable.

¿Cuál es su mayor miedo cuando embarcas?

Ninguno. No tengo miedo. Siempre creo que voy a llegar a conseguir lo que me he propuesto.