Si quiere hacerse ver y, al mismo tiempo, dejarse sorprender por una carta llena de variedad y colorido, plena de sabores, Umo es su restaurante. Un espacio atractivo y atrayente donde dar gusto al paladar, a la observación y al diálogo más distendido. Los chefs Hugo Muñoz (tras su paso por Kabuki Wellington y KaButoKaji) y Mariano Barrero (antiguo jefe de cocina en NODO y Filandón) han conseguido, con cada plato, poner de relieve los matices más sugerentes y deliciosos de la cocina nipona, en atinada conjunción con la española. Ambos apuestan por la calidad del producto y la temporalidad, principios básicos de la filosofía japonesa.
Técnicas tradicionales como la robata (parrilla japonesa que ya se usaba hace dos mil años), los cortes en frío o la fritura en tempura se convierten en piezas claves de un restaurante que busca parecerse a los grandes y cosmopolitas locales de Londres o Nueva York. Solo es cuestión de enumerar algunos de sus platos estrella para que se vaya abriendo el apetito: bacalao negro asado envuelto en hoja de magnolio, picaña madurada, costilla de vaca glaseada, brocheta de cogollo con salsa meunière o tamago (tortilla) con camarones en tempura… Pero también los nigiris de panceta curada con huevo frito, el roll de cangrejo en tempura, el usuzukuri de hamachi con jamón ibérico o diversos tipos de tartar hechos sobre la marcha.
Concebido como un luminoso espacio para la diversión del gusto –sentido vital con el que conciliarse cada cierto tiempo–, Umo también acompaña a la hora de emprender y hacer negocios: el mejor broche a un acuerdo empresarial es una buena comida. Y cómo no, un buen postre o un sugestivo cóctel. Si va con prisa, vaya directamente a ocupar uno de los asientos de su espectacular barra.