Largos entrenamientos, golpes, victorias, enfrentamientos, melés, emocionantes carreras para llevar el balón hasta la línea de apoyo… Cuando César Sempere empezó a jugar al rugby no sabía todo lo que este deporte le llegaría a dar. De niño pensaba en ganar partidos, en conseguir ligas y trofeos. Pero en ese momento no era consciente de todo el aprendizaje y de todas las amistades que, con el tiempo, llegaría a ganar. Para Sempere, el rugby es mucho más, es algo que ocurre fuera del campo y lejos de las gradas, es el tercer tiempo.
Durante todos los años en los que este deportista ha estado compitiendo al máximo nivel, no solo han importado los dos tiempos que se juegan dentro del campo, el tercer tiempo es lo que marca la diferencia.
El tercer tiempo
En el rugby, cuando el árbitro pita el final del partido comienza un momento extradeportivo que no suma ningún punto en el marcador, pero que sí es el tiempo más valioso en este deporte.
Sin reglas ni duración determinada, es el tiempo en el que dos equipos, dos selecciones o dos familias se juntan para hablar y disfrutar de aquello que les une más allá de cualquier rivalidad: la pasión por el rugby. Porque, para César y los demás jugadores, no importa lo que haya pasado en el campo, quién gane o pierda: cuando llega el final del partido y empieza este tercer tiempo, todos son compañeros.
Los golpes y los placajes, las rodillas llenas de barro y las piernas de moratones no parecen tener mucho que ver con el respeto. Pero solo hay que acercarse a un partido para ver que el rugby es mucho más que dos equipos formados por jugadores grandotes rivalizando unos con otros. En primer lugar, es un deporte en el que hay un lugar para ti en el equipo tanto si eres alto y corpulento como si eres bajito y delgado. En este sentido, César hace hincapié en lo fundamental que es la amistad y el respeto entre los jugadores del mismo equipo, ya que solamente unidos y esforzándose el uno por el otro pueden alzarse con la victoria.
Esos valores que César Sampere ha adquirido a lo largo de toda su carrera como deportista de alto nivel son los que forman parte de Deutsche Bank. Para esta entidad financiera, el tiempo es lo más valioso que tenemos, por eso este tercer tiempo lo ponen en práctica con cada uno de sus clientes convirtiéndolo en un tiempo para entenderles, asesorarles y acompañarles. Un tiempo de dedicación y compromiso, de pasión por lo que hacen, para regalar a las personas que han decidido confiar en ellos. Este es el punto de partida de una serie de inspiradoras historias sobre todo aquello que los segundos, los minutos, los días y los años pueden llegar a hacernos vivir ha presentado Deutsche Bank bajo el título El valor del tiempo.
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