En pleno corazón de Madrid se esconde un oasis de confort para relajarse y disfrutar de los bocados más apetitosos a medio camino entre Asia y Europa. Un bello salón de inspiración colonial, inundado por la luz de la Gran Víaque atraviesa sus tres espectaculares balcones y ubicado en uno de los edificios Art Decó más bellos de la capital. Un verdadero palacio dedicado al deleite de visitantes locales y foráneos.
La calidez de la madera en suelos y mobiliario, la comodidad y diseño de los sofás y mesas bajas, perfectas tanto para una cena informal como para la primera copa de la noche, dan forma a un espacio acogedor y desenfadado que complace a cualquier visitante a cualquier hora del día.
La propuesta gastronómica se centra en reinterpretaciones de referentes culinarios de diferentes países de Asia con guiños a los platos más castizos, como el Bao de calamares, que convierte el tradicional bocadillo de calamares madrileño en una propuesta mucho más chic para los paladares más inquietos y exigentes.
Junto al Bao, destacan en la carta de Ceylan el PadThai, las Gyozas de pato, el Malasiansatay, unas deliciosas brochetas de pollo marinadas con cúrcuma, jengibre y leche de coco.
El toque dulce lo ponen postres tan originales como el Trampantojo de tomate, una sorprendente tarta de queso mascarpone y frutos rojos que parece recién llegada de la huerta. Otras propuestas más tradicionales, como el exquisito Mouse de chocolate negro acompañado de pequeños trozos de Brownie, harán las delicias de los amantes del chocolate.
Ceylan abre sus puertas a las diez de la mañana 365 días al año, y mantiene los fogones encendidos hasta las 06:00 a.m., una apuesta segura para viajeros rezagados, gourmets insomnes y noctámbulos empedernidos.