1. Déjate guiar por la intuición
Las intuiciones siempre vienen determinadas por una sensación de querer hacer algo. Quizás tus pensamientos vayan por el buen camino y sea momento de arriesgarte por ellos. Déjate llevar y cree en lo que te marca el corazón.
2. Reduce las opciones a dos
No sirve de nada tener varios frentes abiertos e intentar sacar lo positivo y negativo de cada uno de ellos. Es imprescindible que tengas claros tus objetivos y elimines aquellas decisiones que no cumplan las características para llegar a ellos. Quédate con dos caminos diferentes y haz una lista para saber cuál puede ser el mejor.
3. Coge impulso
Lanzarse a la piscina no tiene por qué ser algo negativo. Lo importante es que tengas seguridad en lo que vas hacer y te muestres convencido de que es la opción correcta. Da todo lo que tienes y no te limites.
4. Evalúa las consecuencia pero no demasiado
Tienes que evaluar qué puede pasar si algo no funciona pero tampoco debe de ser un impedimento que te frene a la hora de tomar la decisión que quieres. Las verdaderas consecuencias las sabrás una vez inmerso en el proyecto así que, muestra valentía y espera resultados.
5. Evita la presión social
Las opiniones de la gente de tu alrededor te pueden influir e incluso puede llevar a modificar tus pensamientos. No dejes que otros decidan por ti cuál es la dirección que tienes que tomar. Acepta consejos pero no directrices.
6. Apuesta por lo que te gusta
Es importante que tengas en cuenta que tu decisión esté fundamentada en algo que aporte una actitud positiva en tu vida. Es mejor que decidas hacer lo que te gusta porque, aunque al final no vaya bien, tendrás la sensación de haber hecho lo que realmente querías.
7. Marca terreno
Delimita cuál va a ser el ámbito en el que te vas a mover e intenta averiguar datos sobre él. Tu decisión puede ser una u otra en función de
lo que vayas encontrando a tu paso. Por eso es importante conocer bien por dónde te vas a mover.
8. Aprende a rectificar
Ten claro que tomar una decisión no significa llegar con ella hasta el fin. Si ves que no da los resultados que tenías pensados no te desanimes y aprende a modificar lo que habías planeado. Redirige tus objetivos y sobre todo, date tiempo para volver a tomar la mejor decisión.