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El Jet Lag: ¿existe solución?


Preparamos nuestro viaje con ilusión. Subimos al avión y nos acomodamos para estar en él más de 20 horas hasta llegar a nuestro destino. Y despegamos. Queremos aprovechar cada minuto del viaje pero tenemos que dormir…Al llegar al destino escogido, nuestro reloj cambiará y tendremos que aguantar lo que se conoce como Jet Lag.

Horace Sutton escribió en Los Ángeles Times que esta sensación era “una debilidad similar a la resaca”. Muchos han sido los que han intentando con diferentes medios reducir los síntomas del jet lag aunque, pocos lo han conseguido. El culpable de todo ellos es él, el reloj biológico. Es el encargado de marcar el ritmo de nuestro cuerpo.

Cuando viajamos a otra zona horaria, nuestros relojes corporales se alteran y, como consecuencia, nuestro cuerpo sufre desajustes que pueden influir en nuestro apetito, fatiga extrema o problemas de concentración. Los estudios sobre este hecho demuestran que es difícil llegar a eliminar el Jet Lag de nuestras vidas pero, no descartan su superación en un futuro.

Horacio de la Iglesia, profesor de biología de la Universidad de Washington, tiene su propia teoría: apuesta por una combinación de estrategias, tales como “restringir durante cierto horario la exposición a la luz, los descansos, las comidas y las actividades como caminar o correr”.

Por su parte, Stuart Peirson, del laboratorio de oftalmología Nuffield de la Universidad de Oxford, relaciona el Jet Lag directamente con la luz. Propone tomar la proteína llamada SIK1, “que se activa con la luz y previene activamente el cambio del reloj”, asegura.

Y todo esto, habría que tenerlo en cuenta en función de la dirección en la que viajamos. Resulta más problemático viajar hacia el este, debido a la forma en la que funciona nuestro reloj biológico. En este sentido, los días se acortan y se hace más difícil la adaptación En cambio, si se viaja hacia el oeste, se ganan horas y, por lo tanto, el cuerpo tiene tiempo adicional para hacer estos ajustes..

Ante todo esto lo mejor es comenzar a adaptarse al nuevo horario antes de tiempo, dormir bien la noche anterior, caminar por el avión, descansar lo máximo posible y, sobre todo, poner toda la ilusión en esta nueva aventura en la que estás a punto de aterrizar.