El grupo automovilístico SEAT S.A., que agrupa las marcas Seat y Cupra, ha logrado en 2023 sus mejores datos financieros de sus setenta y tres años de historia. Así lo ha declarado Wayne Griffiths (Dukinfield, Inglaterra, 1966), presidente mundial de esta división del grupo empresarial alemán Volkswagen, en una rueda de prensa que ha tenido lugar la mañana del jueves 21 de marzo en Casa Seat, el espacio situado en la plaza del Cinco de Oros de Barcelona, en la esquina noroeste del Paseo de Gracia y su confluencia con la Avenida Diagonal.
Los beneficios de SEAT S.A. en 2023 fueron de 548 millones de euros, su récord hsitórico, según dijo Griffiths, después de obtener unos ingresos de 14.169 millones de euros, que han dejado un flujo de caja operativo de 1.266 millones. Esta cifra histórica se ha logrado pese a vender 54.000 unidades menos que cuatro años antes: 519.176 en 2023 frente a los 574.100 de 2019, año en el que el beneficio neto alcanzó los 345 millones.
Por marcas, Seat vendió 288.437 coches (un 24% más que en 2022), mientras que Cupra vendió 230.739 vehículos, un 50% más que el año anterior. Con estas cifras, Griffiths salió al paso de los numerosos rumores que hablan de la estrategia de desaparición paulatina de la marca Seat y su sustitución por Cupra. “Seat está aquí para quedarse”, dijo, al tiempo que aseguró que Seat “goza de muy buena salud y seguirá desempeñando un papel clave” en el futuro de la empresa. En su intervención desveló también que la empresa está estudiando lanzar un modelo eléctrico bajo la marca Seat, “en el momento adecuado, cuando las plataformas eléctricas estén disponibles”, y que Seat seguirá fabricando “coches híbridos de bajo consumo hasta el final de la era de combustión”.
Pese a los boyantes datos anunciados, que van a redundar en una paga extra de beneficios para los cerca de 14.000 empleados de Seat S.A. también de récord, Griffiths quiso también señalar que los próximos años pueden ser complicados, por el contexto de incertidumbre que las guerras de Ucrania y Gaza están generando en el entorno económico internacional, y por las dificultades que no se disipan en el mercado del coche eléctrico. El grupo Volkswagen tiene en marcha una inversión de 10.000 millones de euros para la puesta en marcha de una gigafactoría de baterías en Sagunto, que está previsto que abra sus puertas en 2026, a la que se ha sumado, por parte de Seat S.A. otra inversión de 300 millones de euros para crear junto a su fábrica de vehículos de Martorell una planta de ensamblaje de celdas de baterías que, con una superficie de 64.000 metros cuadrados, estará operativa también en 2026 (con un retraso de seis meses sobre lo previsto inicialmente) y supondrá la creación de “más de 400 puestos de trabajo directos y más de 100 indirectos”.
Griffiths señaló que la empresa está “haciendo sus deberes”, en relación al irreversible proceso de electrificación al que nos aboca la Unión Europea, mientras que la clase política no: ni la española ni la europea. Para que su mensaje se entendiese, el presidente de Seat S.A. –y que también lo es de la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones (ANFAC)–, que había presentado hasta el momento sus cifras de negocio en inglés, cambió al castellano: “Nosotros estamos haciendo los deberes y pedimos al Gobierno que haga los suyos para que el mercado esté listo. Están en juego el empleo y las inversiones”.
Griffiths anunció que en ANFAC esperan desde hace un mes una respuesta del Gobierno de Pedro Sánchez para mejorar el Plan MOVES en su objetivo de incentivar la compra de coches eléctricos: “Hemos perdido tres años y tenemos que recuperarlos ya. Tenemos que hacer que las oportunidades sean más grandes que los riesgos, y este año es crítico para la electrificación. Tenemos el objetivo de convertir España en un hub de la electrificación, y para ello el grupo Volkswagen está invirtiendo más de 10.000 millones de euros. Estamos cumpliendo nuestros compromisos, también para hacer los coches eléctricos más accesibles, y estamos construyendo nuestra planta de ensamblaje de baterías en Martorell. Sin embargo, no podemos decir lo mismo de la Unión Europea y de España”.
Además de su preocupación por la falta de estabilidad política en España, Griffiths manifestó que los esfuerzos de la administración son insuficientes, como prueba el hecho de que en 2023 en España seguíamos en un paupérrimo 12% de coches electrificados vendidos en nuestro país, de los que sólo la mitad eran 100% eléctricos. “Nosotros estamos cumpliendo las inversiones, estamos preparados, pero el mercado no está listo. Hay que informar a los clientes de que el vehículo eléctrico es parte de la solución y no del problema, hay que incentivar la compra de coches fiscalmente, y hay que impulsar la infraestructura de carga de coches eléctricos” y puso como ejemplo de lo contrario la situación de Portugal, donde los coches electrificados triplicaron en 2023 su cuota de mercado de turismos electrificados (eléctricos puros e híbridos enchufables), llegando el 32%. En el país vecino, la cuota de mercado de los electrificados pasó del 26% en enero de 2023 al 40% en diciembre, mientras que en España el crecimiento pasó del 11% en enero al 15% en diciembre.
Griffiths también culpó a la regulación europea del problema: “se está convirtiendo en una camisa de fuerza”, lo que está beneficiando a las industrias automovilísticas estadounidense y china, donde no hay tantas trabas para avanzar en la electrificación.